El eje sobre el cual gira el Sistema Nacional de Salud
Luego de 10 meses del inicio de la actual gestión del sector Salud y de casi 11 meses de la promulgación de la Ley N° 30885 (de Redes Integradas de Salud), el Minsa ya debería mostrar logros, aunque sea mínimos, en el fortalecimiento del primer nivel de atención y de la Atención Primaria de Salud. Sin embargo, ha ocurrido todo lo contrario. Se ha empezado a desmontar los avances de gestiones anteriores.
El primer nivel de atención de salud es el eje sobre el cual gira el Sistema Nacional de Salud. Son establecimientos de salud que facilitan y coordinan los flujos de los pacientes y usuarios en función de la capacidad de respuesta integral del sistema hospitalario y “la puerta de entrada y adscripción” al Sistema Nacional de Salud. El primer nivel de atención tiene una serie de tareas, como la Atención Primaria de Salud, la medicina preventiva, la incidencia en los determinantes económicos, sociales y culturales y la salud pública. Además, gestiona los riesgos, la promoción de la salud y el control de daños y enfermedades. El estudio del terreno biológico y la detección precoz de las enfermedades en cada uno de los usuarios sanos y enfermos, como personas, en la familia y en la comunidad.
La mayoría de las veces, cuando la enfermedad recién comienza no da síntomas o estos son inespecíficos; por lo tanto el diagnóstico es difícil, pero la curación en general es sencilla, completa y barata. Al contrario, cuando la enfermedad está avanzada, el diagnóstico es más sencillo, pero la curación requiere procedimientos, tecnología y, por tanto, es costosa y deja secuelas permanentes en el paciente. Es decir, es fundamental contar con especialistas para atender a los sanos, examinar su carga genética, administrar su riesgo, realizar la detección precoz de las enfermedades, realizar la promoción y prevención, incidir en los determinantes económicos, sociales y culturales y sobre todo insistir en los estilos de vida saludables, adecuados a cada persona, familia y comunidad.
La Atención Primaria de Salud (APS) es una estrategia creada en Alma Ata por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1978, con la finalidad de involucrar a la propia comunidad a través de medios aceptables, fundados en la ciencia, baratos y con gran impacto en la salud y en desarrollo local, realizado por la propia comunidad, en la comunidad y para la comunidad. El primer nivel de atención de salud es uno de los promotores, junto con la comunidad, con las autoridades electas y otros actores, de la Atención Primaria de Salud.
Desde el inicio del nuevo gobierno, en el 2016, y luego de los avances en el consenso del Foro del Acuerdo Nacional del año 2015, llamado “Los objetivos de la Reforma de Salud”, se planteó la necesidad de pasar del enfoque organizacional del Sector Salud (basado en la curación) hacia uno preventivo y promocional. Ese proceso incluía subsanar el abandono del primer nivel de atención y de la Atención Primaria de Salud que se heredó del gobierno humalista y su fallida “reforma de salud” curativa y mercantilista.
En Lima Metropolitana se crearon las cuatro Direcciones de Redes Integradas de Salud (Norte, Sur, Centro y Este), para gestionar las Redes Integradas de Salud por crearse. Se aprovechó con eficacia y legalidad el Decreto Legislativo N° 1153, que otorga bonos de especialidad a los servidores profesionales especialistas y se les denegó el desplazamiento a los hospitales, además se fortaleció el equipo de Atención Primaria de Salud a través del respectivo bono en los diversos establecimientos que configurarían una Red Integrada de Salud. Se adscribió a los especialistas, en modo administrativo y funcional a los establecimientos de mayor capacidad resolutiva de la RIS, los denominados “Estratégicos I-4”. Se amplió el horario de atención de solo seis horas a 12 y 24 horas, con el correspondiente pago de guardias hospitalarias o comunitarias. Es decir, se abandonó la evaluación de la capacidad resolutiva por establecimiento y se pasó a la acreditación de la capacidad resolutiva por Red Integrada de Salud (RIS).
Sin embargo, las Diris que deberían funcionar solo con 50 personas, hoy bordean las 800. Los indicadores de gestión y sanitarios son malos. Se ha perjudicado a la población. Los servidores del primer nivel de atención de las Diris no han cobrado el bono anual, que se paga en octubre, por cumplimiento de metas. Sin embargo, los servidores hospitalarios han cobrado sus respectivos bonos, sin problemas.
Por ejemplo, en Diris Lima Norte, en sentido contrario al mandato expreso del DL N° 1153, han dejado de pagar los bonos a determinados especialistas y han disminuido el número de guardias. Hay desazón por la amenaza de eludir el pago incluso del bono de Atención Primaria. Se percibe inseguridad y maltrato laboral. La Oficina de Control Interno, en lugar de fiscalizar a los funcionarios de la Diris que realizaron las programaciones de actividades, se dedican a fiscalizar a los servidores, como si estos se hubiesen auto-programado.
El esfuerzo de retener a los especialistas en el primer nivel de atención ha sido en vano. Una vez más los especialistas retornan al hospital, a la medicina curativa. ¡El premier y el presidente deben corregir!