Sobre el déficit de médicos especialistas y el proyecto de ley de residentado.
Los titulares de los medios han puesto sobre el tapete la alarmante necesidad de 16 mil médicos especialistas. Sin embargo, esto es sólo una parte del problema, porque se necesita más de 40 mil médicos, entre los cuales se incluye a los especialistas. Es imposible cerrar la brecha en el corto plazo, por eso se necesita una política de Estado que trascienda a varios gobiernos para lograr este objetivo. Además, no sólo es un tema de cantidad sino también de calidad e idoneidad profesional.
Las vocaciones médicas son escasas porque se trata de una carrera cuya formación exige una sólida educación básica en ciencias y letras, exactamente las áreas que presentan enormes falencias en nuestra educación, según estudios internacionales. Además, la prolongada formación académica, 8 años, disuade a muchos joven. Peor aún, no existen estrategias orientadas a incentivar la permanencia de los médicos graduados en nuestro país; por eso muchos emigran al ser muy cotizados en otros países.
El residentado es el proceso que sigue todo médico para obtener el título de especialista en un área específica de la medicina. Es requisito ser médico cirujano y dura entre 3 y 5 años. Es decir, un médico especialista tiene en su haber entre 12 y 15 años de estudios universitarios.
Increíblemente, las normas que regulan el Residentado Médico son contrarias a una economía libre y nada competitivas. Solo el Ejecutivo las regula mediante Decretos Supremos, Resoluciones Ministeriales, Jefaturales y Directorales, lo cual le resta estabilidad al residentado, porque el Ministerio de Salud (Minsa) puede cambiarla cuando quiera, como ya ha ocurrido, generándose conflictos al interior del sistema.
El proceso de descentralización ha otorgado a los gobiernos regionales facultades legales en salud y educación, de mayor jerarquía que las normas que hoy regulan el residentado médico. Existen por ello universidades que funcionan en el ámbito regional o macro regional.
El déficit de médicos especialistas es álgido en las regiones. Los gobiernos regionales conocen sus prioridades en salud porque administran establecimientos de salud que son sedes docentes, en alianza con universidades conocedoras de la realidad regional. Ya un gobierno regional intentó crear su propio sistema regional de residentado médico ante la inacción del gobierno nacional.
La realidad es que el Sistema Nacional de Residentado Médico está en grave crisis. Y para evitar que colapse el sistema, respetando la autonomía universitaria, se debe normar el sistema mediante una ley. Paradójicamente, un proyecto en ese sentido está entrampado desde el 2012 en la agenda del Pleno del Congreso de la República.
La Ley debe establecer con claridad la conducción del sistema, la acreditación de los hospitales para la formación de especialistas, (residentado) y los criterios para establecer las especialidades necesarias para el país y las regiones y el número de plazas. Además, que universidades que participarán, el número de plazas, los derechos y obligaciones de los médicos residentes y, finalmente, el incremento de más médicos con mayor calidad e idoneidad profesional.
Hoy, contrario al proceso de descentralización, todo está “amarrado” y centralizado en el Minsa a través de la Oficina de Recursos Humanos, con normas propias del Ejecutivo y a su medida. El ministro actual debe marcar la diferencia frente a sus antecesores poniendo en orden a los burócratas de nivel intermedio que han frenado durante 3 años el proyecto de ley. No sólo eso, debe incidir políticamente para que el Proyecto se apruebe y promulgue. Para los enfermos es una batalla contra el tiempo.
Herberth Cuba García