El Congreso ha violado la Constitución al aprobar ley con iniciativa de gasto.
El Congreso de la República ha aprobado por insistencia el proyecto de Ley que inafecta a las gratificaciones y aguinaldos de las contribuciones para pensiones y Essalud. Era un hecho previsible. Los congresistas no votarían en contra de recibir más dinero. Son votantes y beneficiarios de éste proyecto de Ley. Sin embargo, la racionalidad constitucional, precisamente, frena esa prerrogativa, al prohibir que los congresistas tengan iniciativa de gasto. El Congreso de la República ha violado la Constitución al aprobar una norma con iniciativa de gasto, a pesar de la negativa del Ejecutivo.
Esta norma llegará al Tribunal Constitucional, donde esperamos que los magistrados no tengan la misma lógica que los congresistas, pues, ellos también son beneficiarios de esa inafectación, es decir, de la norma aprobada.
El Congreso ha roto el equilibrio económico de una institución que se autofinancia y ha creado un forado que deberá ser cubierto con dinero fiscal. La ONP deberá recibir más aportes fiscales para cumplir con los pensionistas. Y Essalud reducirá sus prestaciones, lo que significará colas más largas que obligarán a los asegurados a acudir al sistema público, que funciona subsidiado por la caja fiscal. El Seguro Integral de Salud (SIS) tendrá una mayor demanda que le obligará a incrementar su financiamiento. Y Pensión 65 también deberá incrementar su gasto para proteger a la tercera edad. Es decir, ahora el gobierno, con dinero de los peruanos, deberá cubrir una brecha de casi 2 mil millones de soles anuales. No es poco.
La actitud política asumida por la oposición en este caso ha sido deplorable. Según ella, ha sido una demostración de que ahora son mayoría y que tienen fuerza para frenar al gobierno. Claro, han logrado mayoría repartiéndose el dinero de Essalud y las pensiones. Extraña demostración de poder.
La pregunta que podríamos hacernos, es ¿porqué el presidente Humala ha puesto en agenda, como primer punto, este proyecto de Ley observado por él mismo, al lado de la petición de facultades para legislar? La respuesta es obvia: ha sido un ardid. Los congresistas, por aprobar esta norma que les interesaba, han acudido raudos a discutir la delegación de facultades. ¡Resultó! Además, hay que recordar que el proyecto de inafectación temporal de las gratificaciones y aguinaldos fue presentado dentro del paquete de reactivación económica, es decir, el ardid iba a pasar inadvertido.
El Ejecutivo ha señalado con fuerza que el proyecto aprobado es inconstitucional. El ministro de Trabajo y la presidenta ejecutiva de Essalud han abundado en el mismo sentido. Queda claro que el asunto terminará en los tribunales. Sin embargo, también queda el sinsabor del uso político de la salud.
A esta mala noticia se suman otros estragos: las epidemias y la desarticulación de la respuesta del gobierno frente a las mismas. Caída de la vacunación infantil. El aumento de la desnutrición y de la anemia en la niñez. El aumento del embarazo en adolescentes. El desabastecimiento de medicamentos en los establecimientos públicos. El drama de las emergencias hospitalarias y los desastres frente a la incapacidad de respuesta de la autoridad sanitaria. La falta de médicos y, peor aún, de especialistas. No necesitamos ahondar más para demostrar que la llamada reforma de salud ha sido un fracaso que nos ha hecho retroceder. Y por si fuera poco, la lista de obstáculos creados por la reforma para impedir la inversión pública y privada en salud es larga. Simplemente la inversión ha sido casi nula.
La incapacidad del Ministerio de Salud se puso en evidencia una vez más el 14 de junio, en el examen de admisión para cubrir las vacantes para cursar estudios en las diversas especialidades médicas (residentado). Las irregularidades han sido escandalosas. La llamada reforma de salud le otorgó erróneamente la conducción del proceso a los burócratas del Minsa. Son necesarias medidas correctivas y sancionadoras hasta que el Congreso apruebe la nueva ley de residentado médico.
Luego de un lustro perdido, y mientras averiguamos quién manda en el Minsa, el ministro Pedro Cateriano debería fiscalizar muy de cerca la marcha de ese Sector. ¿Hará algo?
Herberth Cuba García