Se ha pasado por el alto el enfoque comunitario, de la medicina preventiva
Luego de otorgarles en modo directo S/ 760 para las personas más pobres y ayudarlas con alimentos a través de los municipios, el Gobierno ha destinado, mediante un decreto legislativo, S/ 30,000 millones a las empresas para mitigar los efectos del Covid-19, para evitar el desempleo e impedir que se rompa la cadena de pagos en el mercado. Por lo pronto no hay medida económica similar en favor del sector Salud. Si solo se asignara el 10% de lo que se ha concedido a las empresas privadas, estaríamos frente a S/ 3,000 millones que serían de gran utilidad para evitar el contagio masivo del Covid-19; pero también contribuiríamos a la lucha contra las otras epidemias o endemias que existen en nuestro país. En la propagación del virus en esta pandemia se cumple la analogía del “detonante y la explosión”. El detonante han sido los distritos pudientes y mesocráticos, mientras que la explosión ocurrirá en los distritos mas pobres. El aislamiento social debe impedir esa explosión. El comportamiento de los informales solo será apreciado cuando la difusión del virus sea masiva en los sectores populares.
El enfoque del Gobierno para enfrentar la epidemia es hospitalario. Esta centrado en las unidades de cuidados intensivos con ventiladores, en el número de muertos y en el aislamiento y distanciamiento social. Se ha pasado por el alto el enfoque comunitario, de la medicina preventiva, de los determinantes económicos, sociales y culturales y de la Atención Primaria de Salud. En consecuencia, no se ha priorizado la detección precoz y la búsqueda activa del virus y no se han organizado los cuidados médicos y de salud en los lugares de aislamiento.
La falta de recursos tecnológicos, equipamiento e insumos necesarios para la pandemia se debe a la respuesta tardía del Gobierno. Se ha pretendido paliar con la compra apresurada en el mercado mundial; sin mucho éxito, debido a la alta demanda. La escasez ha obligado al Gobierno a priorizar el uso de los pocos recursos para la parte final de la enfermedad; es decir, en el nivel de las unidades de cuidados intensivos de los hospitales de alta complejidad y ha dejado de lado el enfoque comunitario. Como se puede constatar, el sistema hospitalario está ya al borde del colapso. El sector privado refuerza la atención hospitalaria de los pacientes. No hay búsqueda activa del virus. El enfermo sigue el flujo que le permita el gasto de su bolsillo, o el circuito establecido por la compañía aseguradora o por los sistemas prepagados en general.
Mientras tanto, el enfoque comunitario se centra en la detección precoz, el aislamiento de los casos detectados en sus conglomerados poblacionales y el refuerzo, de ser el caso, del aislamiento social obligatorio. Además, favorece la relación con los pacientes, con el cuidado y con los equipos de protección personal en todos los 8,000 establecimientos de salud. Provee las tomas masivas de muestras de detección precoz del virus, así como el cuidado de los usuarios en sus domicilios. Es necesario asignar dinero para reforzar el primer nivel de atención de salud, es decir, para los centros y puestos de salud.
Contrariamente a lo que creen los funcionarios del Ministerio de Salud (Minsa) y del Gobierno, en la propagación comunitaria del Covid-19, los pacientes y usuarios presentan síntomas, la mayoría de las veces confusos o leves, que obligan a los ciudadanos a acercarse a los centros de salud y a las postas más cercanas a sus domicilios. Es una oportunidad de oro para realizar la captación pasiva de nuevos casos a partir de un adecuado descarte; pero además es la brújula que orienta a los profesionales de la salud para la detección activa del virus en la población. Solo a partir de la activa búsqueda del virus, es posible organizar medidas de aislamiento y cuarentena, sea universal o por conglomerado. Es la verdadera inteligencia sanitaria. Hoy los funcionarios del Minsa están a ciegas.
Los funcionarios del Minsa se refieren a “incentivos” en modo inapropiado. Existe confusión entre los conceptos de necesidades para trabajar frente al concepto de incentivo. Brindar equipos de protección personal, reactivos de laboratorio, rediseño de la gestión y dinero para enfrentar retos nuevos a los rutinarios debido a la pandemia, no constituyen incentivos. Al contrario, desincentiva y desmotiva presentar como incentivos aquello que constituye una necesidad para trabajar. Por ejemplo, el bono para la emergencia por Covid-19, de S/ 720, es un despropósito porque resulta insuficiente para tomar medidas de protección adicionales para evitar el contagio intradomiciliario del servidor. Además, se “benefician” solo los profesionales y servidores de los hospitales que trabajan en el área Covid-19, llamados en modo equivocado de “primera línea”. Se excluye, en modo increíble, a otros servidores hospitalarios y sobre todo a los médicos de los centros y puestos de salud. Además, contrasta con el bono que se ha otorgado a los miembros de la Policía Nacional de S/ 3,000. Es necesario corregir este despropósito y otorgar una remuneración total mensual adicional durante la pandemia a todos a todos los servidores del sector Salud y además cumplir con la Escala Salarial pendiente.
Poe Herberth Cuba