Herberth Cuba García

Médico – Analista en temas de Salud

HERBERTH CUBA GARCÍA
Artículos

Pandemia y cuarta fase de reactivación económica


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Con mayor énfasis en el primer nivel de atención

La programación realizada por el Gobierno en el mes de abril para la reactivación económica del Perú, como consecuencia de la pandemia, señalaba que en el mes de agosto  se debió haber empezado la cuarta fase de reactivación. Es decir, la reactivación de los últimos componentes de la economía; por ejemplo, industria y minería, obras de saneamiento, turismo, servicios (centros de belleza), arrendamiento,  comercialización,  actividades complementarias de la agricultura (talleres y eventos en temas agrarios), transporte nacional e internacional en general, centros de entretenimiento, atractivos turísticos, convenciones, ferias reuniones y otros más. Sin embargo, debido a la evolución de la pandemia todo ello se ha postergado hasta el mes de octubre. 

Las condiciones han cambiado. Existe un descenso progresivo de contagios y de fallecimientos, y ahora se debate cada día con mayor vehemencia si esta cuarta fase, se debe prorrogar aún más o, por el contrario, se debería empezar a partir del primero de octubre. Como sabemos esta fase implicará mayores aglomeraciones, y se ha puesto en discusión si existiría el riesgo de una segunda ola de contagios y fallecimientos, como sucede en algunos países europeos, y en consecuencia, de que se pierda todo aquello que se ha avanzado. 

No es adecuado suponer lo que podría ocurrir en el Perú a partir de la experiencia europea, porque las situaciones son distintas. Por ejemplo, en esos países, la pandemia se ha controlado, con medidas sanitarias, cuando menos del 10% de la población había entrado en contacto con el virus. En consecuencia, una relajación de las medidas sanitarias puede traer como consecuencia un rebrote, o una nueva ola de contagios y fallecimientos. Ese no es el caso del Perú. Los estudios que ha realizado el propio Minsa en el mes de julio arrojaron que casi el 25% de la población limeña ya había entrado en contacto con el virus. Y en Iquitos, la cifra alcanzaba casi un 70%. 

A finales de septiembre es probable que esa cifra se haya más que duplicado, y por tanto las posibilidades de una nueva ola es muy reducida. La inmunidad de rebaño –debido a las condiciones de informalidad, hacinamiento, e insalubridad– parece ser el vertiginoso derrotero de la pandemia en nuestro país. En pocos meses el contagio detectado por pruebas de laboratorio bordea casi los 783,000 casos, y las muertes oficiales son 31,900. La tasa de letalidad es de 4.07% y la velocidad del contagio aún es alta. 

Sin embargo, las cifras globales y generalizadoras podrían ser engañosas, porque si se focaliza en regiones, provincias y distritos, por separado, las conclusiones a nivel local podrían ser distintas. Esa variabilidad es el aspecto más complejo en la lucha contra la pandemia. Un tema no corroborado, pero que algunos profesionales de la salud señalan, para explicar el nivel de letalidad, es que el virus en el Perú se ha vuelto más benigno. Esa explicación es peligrosa porque puede generar exceso de confianza y disminución de las medidas sanitarias. Al contrario, hay que tomar en cuenta que las medidas sanitarias y de protección personal han hecho que disminuyan las posibilidades de contagio; pero además que cuando ocurran tengan “cargas virales” menores, con gran ventaja para los contagiados. Además, la estructura poblacional de nuestro país está conformada en forma mayoritaria por jóvenes y adultos, en clara ventaja frente a la pandemia en comparación con los países europeos, que cuentan en modo proporcional con una mayor población de la tercera edad.

La cuarta fase de la reactivación económica debe tener como contraparte un mayor énfasis en el enfoque comunitario, la organización comunal y el fortalecimiento del primer nivel de atención. Son necesarias más información, comunicación y educación para el cambio de comportamientos para lograr estilos de vida saludables, con ejemplos sencillos y concretos que resuelvan las interrogantes de la gente en el nivel local. El eje de la estrategia comunitaria es la participación social, que debería ser fortalecida con la transferencia al sector Salud, de las actividades de las brigadas cívicas del Ministerio de Defensa, del Programa Tayta y de la geolocalización de los ciudadanos. Además, resolver las falencias en cuanto a los laboratorios de salud pública y el abastecimiento de insumos en todas las regiones para la realización de las pruebas moleculares, e insistir en la detección precoz del virus y el seguimiento de los contactos. 

Como sabemos, a pesar del tiempo transcurrido, la escasez del suministro de medicamentos, insumos, equipos de protección personal y equipos médicos pone en riesgo la cuarta fase de la reactivación económica. Además, hay que agregar los conflictos laborales por incumplimiento de compromisos adquiridos, e incluso por la demanda de inconstitucionalidad de una norma que reconoce derechos laborales.

La población espera que las atenciones regulares de los establecimientos de salud sean ofrecidas con las debidas medidas de protección. No es posible negar las atenciones médicas y de salud, que no son de covid-19, por el atraso en la implementación y adecuación de los puestos y centros de salud, así como de los hospitales. Hay que desterrar al falso triunfalismo. ¡Hay mucho por hacer!

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Médico. Analista en temas de Salud.