A 135 años del heroico sacrificio de Daniel A. Carrión
Se ha instituido, por costumbre, que el 5 de octubre de cada año se celebre el Día de la Medicina Peruana, en conmemoración del fallecimiento de Daniel Alcides Carrión. Recién a partir de la promulgación, el primero de noviembre del 2011, de la Ley 29799 (que modificó las leyes 25342 y 27794) que se declaró a Carrión como héroe, mártir y maestro de la medicina peruana, también se estableció, en modo oficial, el día de su muerte como el Día de la Medicina Peruana. Además, según la Ley 30023 se instituyó el día de su natalicio, el 13 de agosto (1857),como Día de la Salud y el Buen Trato al Paciente. Asimismo, mediante Ley 8124, del 5 de octubre del año 1935, se creó el Ministerio de Salud Pública, Trabajo y Previsión Social. Las efemérides ligadas a la vida y a la muerte de Daniel Alcides Carrión son la expresión de su impacto en la medicina, la salud pública, el sentido de peruanidad y amor a la patria, en el contexto de los estragos de la Guerra del Pacífico. Como sabemos, una de las etapas más difíciles de nuestra historia.
En el Día de la Medicina, según la Ley 29799, “los colegios profesionales y demás instituciones públicas y privadas vinculadas con la educación, salud y medicina a nivel nacional, realizan actividades conmemorativas a la fecha”. Además se encargó al Congreso de la República la publicación, en su portal, del “Diario de la enfermedad y muerte del héroe nacional, mártir y maestro don Daniel Alcides Carrión”. La vida de Carrión ha sido reproducida, en sus diversas facetas, una y otra vez durante la pandemia Covid-19. La Verruga Peruana y la Fiebre de la Oroya, hoy conocidas, gracias al aporte científico y al sacrificio de Carrión, como fases de una misma enfermedad, llamada en su honor, Enfermedad de Carrión, es no solo un problema médico, sino también de salud ocupacional y de salud pública. Recordemos que esa enfermedad hacía estragos en la población y en los trabajadores que construían, en esa época, las vías del tren de Lima a la Oroya. A pesar del tiempo transcurrido, la enfermedad de Carrión persiste en la agenda de salud.
La pandemia Covid-19 nos ha recordado que el desconocimiento, el grado de contagio, morbilidad y letalidad de un agente patógeno no excusa a los médicos a actuar y a enfrentarlo “con lo que se tiene”. El estudio y conocimiento del agente etiológico (virus), la búsqueda de medicamentos específicos y las vacunas requiere tiempo, que es escaso en pleno desarrollo de una pandemia. Los médicos y profesionales contagiados y fallecidos por el Covid-19 recuerdan y reiteran el sacrificio de Carrión. La búsqueda y hallazgo del agente etiológico, el tratamiento de los pacientes, con medidas de soporte y a veces, con tratamientos empíricos requieren dedicación y presencia física al lado del paciente. Lo que, debido al alto nivel de contagio del Covid-19, han cobrado vidas. Más aún en medio de la precariedad del Sistema Nacional de Salud y de la escasez de medidas de protección personal.
La pandemia ha revalorado la ética médica y el “concepto de cuidado”. Ahora más que nunca han quedado obsoletos los conceptos de “atenciones” y “atendidos”. Se ha avanzado en la comprensión de la medicina preventiva, el cuidado de la salud, la Atención Primaria de la Salud, la intervención en los determinantes económicos, sociales y culturales de la salud. Ha quedado demostrado que el rol del Primer Nivel de Salud, de los centros y puestos de salud es clave, siempre y cuando se guíen con el enfoque comunitario; es decir, con la más amplia participación social y articulado con la organización comunitaria. Sin embargo, esa incomprensión y el desconocimiento negligente por parte de las más altas autoridades del Gobierno han costado vidas humanas. El equivocado enfoque hospitalario, militar y policial para enfrentar la pandemia Covid-19 ha causado muertes evitables y enormes estragos a nuestro país.
Causa extrañeza que la Comisión del Bicentenario de la Independencia Nacional del Congreso de la República, a pesar de que el Pleno del Congreso ha aprobado y designado a los miembros de la “Comisión Investigadora por el plazo de 90 días calendarios para establecer el número real de fallecidos a causa del COVID-19”, haya realizado el 3 de octubre del 2020 un simposio de historia de la medicina peruana “En homenaje a nuestros médicos en la lucha contra el COVID-19”. Ese simposio adolece de una contradicción insalvable, debido a que los panelistas de la mesa “Una mirada histórica a la Atención Primaria de Salud en el Perú”, han liderado, desde el Gobierno, el cierre del Primer Nivel de los centros y puestos de salud, han bloqueado la participación social y rechazado el enfoque comunitario, han precarizado el ejercicio profesional y técnico de salud, laboral y de bioseguridad, han favorecido intereses (con el oxígeno medicinal) y han promovido y legislado el modelo mercantilista del aseguramiento (que se basa en el enfoque médico-curativo, de compra y venta de prestaciones médicas, como daños asegurables, por paquetes y capas para segmentos diferenciados de la población). Han promovido la exclusión social, la segmentación y la fragmentación del Sistema Nacional de Salud.
El sacrificio de Carrión debería servir para saldar cuentas con los errores y fortalecer el Sistema Nacional de Salud Unificado, para lograr la Seguridad Social Universal.
Por Herberth Cuba