No se está cumpliendo con las promesas electorales
Se ha presentado el proyecto de Presupuesto de la República para el año 2017 y se han iniciado los debates con gran controversia, en función de las brechas de necesidades que presenta cada sector de gobierno. Una mirada al proyecto pone en evidencia la prioridad política del Ejecutivo para el año 2017. La salud es otra vez la cenicienta. Veamos.
El presupuesto público del año 2005 fue de S/. 44,700 millones y el proyecto del 2017 es de S/. 142,500 millones; es decir, se ha más que triplicado. Eso es una buena noticia. El gasto corriente ha pasado de S/. 40,738.7 millones a S/. 95,100 millones, un poco más que el doble (112% de aumento). El gasto de capital ha crecido más de ocho veces, de S/. 3,989 millones a S/. 34,884 millones. Es obvio que el crecimiento de los gastos de capital es muy importante. Sin embargo, el retraso en el incremento de los gastos corrientes, frente al crecimiento del presupuesto, castiga a los sectores que emplean recursos humanos en forma preponderante e intensiva. El sector salud es uno de ellos.
Además, entre el 2015 y 2016 ha existido una variación del gasto corriente de S/. 106,700 millones a casi S/. 114,000 millones para caer en el proyecto de presupuesto del 2017 a S/. 95,100 millones de soles. Es decir, se realizará un ajustón fiscal en gasto corriente. Tampoco es progresivo el presupuesto en relación al proceso de descentralización, porque el gobierno nacional mantiene una participación en el presupuesto nacional de 75.1%, frente a 15.3% de los gobiernos regionales y 10.6% de los locales.
Llama la atención el caso del sector salud. El presupuesto del año 2016 es de S/ .8,197 millones y el proyecto del 2017 es de S/. 8,245 millones. El incremento es mínimo. Por ejemplo, el Seguro Integral de Salud pasa de S/. 1,657 millones a S/. 1,409 millones. Es decir, hay una disminución de casi S/. 250 millones. Según voceros del Ministerio de Salud, estos S/. 250 millones han sido incluidos en las transferencias que se harán a los gobiernos regionales para el pago de los servidores del régimen laboral 1057 (CAS). Aunque sea así, no hay incremento sino disminución en un rubro esencial para la población.
Por otro lado, resalta el incremento presupuestal de Susalud, de S/. 45,575 a S/. 47,499 millones, porque es una actividad que no tiene impacto directo en la atención de salud de los ciudadanos. La misión de Susalud es vigilar el cumplimiento de los derechos de los usuarios y consumidores de los servicios de salud. Si no hay atención de salud, ¿qué podría vigilar Susalud? Nada. Es obvio que primero se debe asegurar la atención médica y de salud.
Hay un ligero incremento del presupuesto del Instituto de Enfermedades Neoplásicas (INEN) de S/. 267,242 millones a S/. 327,351 millones. Es una buena medida, aunque insuficiente, porque involucra a la lucha contra el cáncer, aunque insuficiente. Pero el ajustón fiscal que propone el ejecutivo para el gasto corriente, de casi S/. 20,000 millones, afecta de modo directo a la salud porque consume remuneraciones, cargas sociales, bienes y servicios, además de otras actividades conexas. No es posible brindar atención médica sin personal; en este caso, médicos, profesionales de la salud y trabajadores. Además, los bienes y servicios se refieren a medicamentos, insumos y equipos.
Resulta incomprensible que la declaratoria de emergencia y el decreto de urgencia para encarar la aguda crisis por la que atraviesa la salud no se reflejen en el proyecto de presupuesto del gobierno. Siempre es posible mejorar la eficiencia del gasto y la gestión; pero dada la crisis profunda de la salud, se hace necesario cumplir con la oferta electoral del partido de gobierno: incrementar el presupuesto con el 0.5% del PBI en modo anual hasta llegar al promedio latinoamericano.
El Congreso de la República tiene un gran reto. Hay que recordar que los congresistas no tienen iniciativa de gasto. Es decir, que sus propuestas legislativas no pueden generar gasto al país, a excepción de la Ley de Presupuesto.
Herberth Cuba