Los pobres necesitan un subsidio de salud integral
Cuando un ciudadano compra un automóvil nuevo, se ve en la obligación de comprar un seguro vehicular. Si el vehículo sufre un desperfecto, el usuario llama a la grúa y lo transporta al taller. Si la reparación dura mucho tiempo, la empresa aseguradora le da la posibilidad de usar un vehículo de recambio mientras dure la reparación. Todo el gasto corre a cargo de la aseguradora. Esto, que es algo natural y normal para los vehículos, no lo es para la salud de los peruanos.
Cuando los funcionarios de salud diseñan los subsidios estatales para los pobres se preocupan de que reciban la atención médica en el establecimiento de salud. No se preocupan por el traslado del paciente desde su casa hasta el establecimiento de salud más apropiado a sus necesidades. Peor aún, no toman en cuenta el gasto del paciente y de quien acompaña, tampoco el subsidio para sobrevivir mientras dure la enfermedad. Esto hace que los más pobres tengan serias limitaciones para acceder a los servicios de salud.
La pobreza, las distancias y la realidad geográfica hacen inviable el uso de los servicios de salud. Por eso, los pobres necesitan un subsidio de salud integral, que englobe todas las enfermedades, sin exclusiones de ningún tipo y que incluya prestaciones médicas (de salud), económicas y sociales. La única modalidad que otorga las tres prestaciones es la seguridad social en salud.
La seguridad social en salud no significa la estatización de los servicios de salud. La cooperación, complementariedad, transparencia, competencia y ayuda mutua entre lo público y lo privado es indispensable para lograr eficacia y eficiencia en los servicios de salud. Los seguros médicos privados, las clínicas y servicios privados, no colisionan con la seguridad social. Estos sistemas son complementarios porque su universo de afiliación es otro, y su rubro implica planes de prestaciones médicas con inclusiones y exclusiones de enfermedades.
El paciente que es excluido del seguro privado, debido a que la enfermedad que sufre no está dentro del plan de beneficios contratados, tiene la opción de acudir al sector público. Existe la obligación constitucional de atenderlo. Una acción legal constitucional obligaría al Estado a cumplir su rol.
Se espera que el diseño de los planes de gobierno en salud precisen los roles del Estado y del sector privado. Lo que no se debería hacer es distorsionar el subsidio estatal bajo la lógica de los seguros privados; es decir, con planes de beneficios y exclusiones de enfermedades para los pobres. Las exclusiones del plan de beneficios a los pobres significaría dejarlos sin atención y condenarlos a la muerte. Los excluidos del sector público no tienen a dónde más acudir.
Los funcionarios que administran el Seguro Integral de Salud (SIS), Essalud y Saludpol, afirman que administran fondos de salud. Eso no es correcto: administran sistemas de seguridad social. Sin embargo, el SIS se maneja de manera equivocada, bajo la lógica de planes de inclusiones y exclusiones, y afilia no solo a pobres. Es una distorsión. Igual ocurre con Essalud, que pretende manejarse bajo la lógica de los seguros privados, como un fondo financiero y sin tomar en cuenta el primer artículo de su propia ley de creación.
El Estado debe preocuparse por los más pobres. El gobierno debe promover la afiliación a Essalud a través de la formalización del empleo y el ahorro. Las sanidades militares y policial son también sistemas de seguridad social. No es una ilusión que todos los peruanos alcancen un sistema de seguridad social universal en salud.
La ruta del aseguramiento planteado por el gobierno pasado, bajo la lógica exclusiva de los seguros privados, significa destruir la seguridad social en salud existente y aplicar planes de atención médica, con inclusiones y exclusiones para los pobres. El gobierno de Humala, llamado de la inclusión social, promovió la exclusión social en salud. El sistema único de salud que el Perú necesita es la conjunción de los diversos sectores: actores privados y sociales que coordinen, complementen y articulen sus propios sistemas de seguridad social en salud.
La grave crisis sanitaria por la que atraviesa nuestro país demuestra la necesidad de emprender la transformación en salud que nuestro país necesita.
Herberth Cuba García