El proceso de reconstrucción del sector tomará tiempo
El periodo gubernamental iniciado en agosto de 2016 se ha caracterizado por el desmontaje progresivo de la estructura de salud mercantilista, entendida como el traspaso mañoso de fondos públicos a empresarios amigos del régimen, la cual fue dejada por el núcleo ejecutor de la reforma de salud humalista. Las expectativas de continuar en los cargos y cumplir con la hoja de ruta diseñada por estos ex funcionarios tuvo un primer encontronazo con la designación de la actual ministra de salud. El núcleo ejecutor se jactaba de que ya había puesto tres ministros y sus expectativas era colocar también al cuarto.
Tenían meticulosamente preparada una hoja de ruta con consultoría pagada por el Ministerio de Salud (Minsa) para el ganador de las elecciones del 2016. El objetivo era evitar el bache que se presentaría entre el gobierno saliente con el entrante. Se debía garantizar que el mercantilismo creado trascienda a varios gobiernos, por ser “una política de Estado”. Miembros del núcleo ejecutor se reunieron con cada uno de los líderes políticos con alguna chance de ganar las elecciones. Explicaron su “modelo”, entregaron la hoja de ruta y ofrecieron los cuadros técnicos.
Sin ningún rubor participaron en los equipos de transferencia (como salientes y entrantes) y ofrecieron sendos informes sobre la situación de los sectores y las tareas pendientes. El estándar comparativo que usaron fue la hoja de ruta que se plasmó a partir de las fichas en las que recabaron los datos de los diversos sectores. Pusieron las metas, los avances y los plazos para continuar con la reforma mercantilista. Y luego, iniciaron las presiones para la designación de los altos funcionarios.
Por otro lado, la reforma mercantilista recibió el 2015 un golpe de gracia de parte del Foro del Acuerdo Nacional, pues luego de seis meses de debate los postulados y supuestos de la reforma humalista se hicieron trizas. Los partidos políticos, la sociedad civil, los gremios de trabajadores y los empresarios comprendieron que la ruta a seguir en salud era otra. El documento Los objetivos de la reforma de salud representa una dura crítica y una nueva propuesta.
La realidad sanitaria había tocado fondo. Los indicadores sanitarios habían caído a cifras espeluznantes. Solo como ejemplo señalamos que la vacunación había bajado al 48% en niños menores de cinco años. Esto era inaudito. La vacunación, desde la última década del siglo XX, siempre bordeaba el 95%; es decir, llegaba a casi todos los niños del país. Al abandono de la atención primaria y los servicios del primer nivel se sumó la descapitalización y desabastecimiento de los hospitales públicos, la creación de una nueva burocracia (el IGSS, Instituto de Gestión de Servicios de Salud) y el fortalecimiento de otras.
Se inició el desvío mercantilista de fondos públicos hacia servicios de salud privados, por el abandono y la creciente obsolescencia de los servicios públicos. Se promulgaron normas muy flexibles y discrecionales para la relación del Seguro Integral de Salud (SIS) y de los hospitales públicos con el sector privado. Solo un ejemplo: el uso de las emergencias médicas. Se podía dar el caso de que las ambulancias del SAMU recojan a un paciente del SIS por emergencia médica y terminara siendo atendido en las clínicas más pudientes de Lima, sin que medie contrato o convenio alguno, a precios exorbitantes.
A pesar de haberse más que duplicado el presupuesto público, faltaba dinero. Era necesario cambiar el modelo. La desactivación del IGSS, el traspaso del INEN al Minsa, la eliminación de una serie de instituciones existentes solo en el papel —como la Escuela Nacional de Salud Pública y las Redes Integrales de Atención Primaria de Salud (RIAPS)— y la adecuación de la estructura organizacional del Instituto Nacional de Salud (INS), de la Dirección General de Medicamentos Insumos y Drogas (Digemid) , de la Dirección de Salud Ambiental, del Seguro Integral de Salud (SIS) y del propio Ministerio de Salud (Minsa) han empezado a desmontar la estructura organizacional del modelo mercantilista.
Como era de esperar, el núcleo ejecutor de la reforma humalista —con sus ex funcionarios intermedios y algunas organizaciones de la sociedad civil prespuestívoras del gobierno americano, hoy repudiadas por la naturaleza de sus agendas por el nuevo gobierno de EE.UU., algunos decanos de colegios profesionales, entre otros— han asumido la estrategia de defender la reforma mercantilista y, en modo táctico, la crítica cotidiana destructiva de las autoridades del actual gobierno de PPK. Así hasta lograr la caída de las autoridades del Minsa, con la finalidad de retornar a la conducción del ministerio.
La crítica cotidiana y la creación de “bolas” a través de las redes sociales, la formación de colectivos con la participación de algunos políticos marginales, las cartas al presidente y a los 130 congresistas, los foros y artículos en alguna prensa —con un viejo y excluyente eslogan “más salud para más peruanos”— son la cara visible de las tácticas mercantilistas. Sin embargo, hay una faceta invisible, que fuera puesta en evidencia en la Comisión de Fiscalización del Congreso, cuando su presidente demostró que de la computadora de un conspicuo miembro del núcleo ejecutor de la reforma humalista habían salido los audios del caso Moreno, que han puesto en jaque al gobierno de PPK, a la estabilidad de la Presidencia del Consejo de Ministros y al Sector Salud y de Essalud.
El consenso nacional ha abandonado el inmoral eslogan “más salud para más peruanos”. El imperativo moral y político es “toda la salud para todos los peruanos”. Es decir, la salud como derecho humano fundamental. El Poder Ejecutivo y el Congreso tienen la responsabilidad de destrabar, desburocratizar, transformar y eliminar el mercantilismo y la corrupción. El proceso de reconstrucción del sector y del Sistema Nacional de Salud tomará tiempo. La contraloría se encuentra en pleno proceso y el Congreso tiene la tarea de seguir la ruta del dinero de la llamada reforma de salud humalista. ¡No retroceder ante la exclusión, marginación y corrupción!
Herberth Cuba García