La organización social es un factor clave de la reconstrucción
El gobierno ha precisado las etapas que comprende su respuesta ante El Niño Costero. La primera ha sido la atención de la emergencia. La segunda, la de la rehabilitación. Y la tercera es la de reconstrucción. El mensaje dice que se ha culminado la primera y se ha entrado ya en la segunda; además se ha definido como prioridad que en los próximos noventa días los pobladores puedan reanudar sus actividades. Albergues, alimentación, salud, educación y trabajo son los componentes esenciales. Es decir, se ha asegurado en modo transitorio la vivienda, la comida, la prevención y curación de las enfermedades, el funcionamiento de las escuelas y el trabajo para los propios damnificados.
Sin embargo, la etapa de rehabilitación involucra otros aspectos que no son muy visibles, pero que resultan básicos para reanudar en el corto plazo las actividades habituales de la población antes del desastre. Por ejemplo las de Reniec, para la obtención del Documento Nacional de Identificación (DNI): también de los Registros Públicos, los programas sociales, la protección contra la violencia de género e infantil, la seguridad ciudadana, entre otros. Hay que tomar en cuenta que en las zonas de emergencia no solo han sido damnificados los ciudadanos, sino también el funcionamiento del Estado.
La participación social ha sido, es y será la palanca fundamental para el éxito de cualquier intervención social. Es necesario que los ciudadanos generen sus propias demandas. Los funcionarios del Estado deben canalizarlas y plasmarlas en intervenciones apropiadas, eficaces y dentro de los cánones tecnológicos y científicos. Es decir, los ciudadanos deben señalar con propiedad qué hacer, y el gobierno cómo hacerlo. El qué y el cómo son elementos esenciales del debate local, en la comuna y el distrito. Esta participación social es rica en resultados. Nuestro país tiene gran experiencia al respecto. Además, la propia población sabe organizarse, genera liderazgos locales y además proporciona trabajo muy motivado, que se convierte en instrumento de cambio y desarrollo.
Las intervenciones sociales tienen gran impacto, si se realizan con la propia gente y sobre los determinantes sociales, económicos y culturales en las propias comunidades que ellos viven. Estos determinantes están ligados a un perfil epidemiológico y nivel de vida familiar, que debido a El Niño Costero ha cambiado en modo brusco y dramático. El nivel de vida y los indicadores sanitarios han caído en modo muy severo. La propia población no se percibe a sí misma en la nueva realidad. El debate, la conversación el diálogo, en suma, la participación social, funcionan como catarsis colectiva que permite ajustar la percepción de los habitantes a la nueva realidad. El hecho traumático, ocasionado por el Niño Costero encuentra terapia en la participación social. Compartir, conversar y analizar lo ocurrido con familiares, amigos, personal de salud, funcionarios públicos de los diferentes componentes del aparato estatal, hasta la controversia por diferencias en las percepciones, son aspectos claves para la rehabilitación de los habitantes de las zonas declaradas en emergencia. Es obvio, que serán necesarios muchos más de noventa días.
En nuestro país hay más de 15,000 establecimientos de salud; de ellos, más de 8,000 pertenecen al Ministerio de Salud y a los gobiernos regionales. Están distribuidos por casi toda la geografía nacional. Es un sector que penetra hasta las más alejadas y aisladas zonas de nuestro país. Además, cuentan con amplia experiencia en participación social. El personal de salud domina las estrategias para organizar y movilizar a la población en favor de su propia salud, a través de mecanismos simples, sencillos, científicos y eficaces. La salud es la resultante de la existencia social. Por lo tanto, el desarrollo social local significa mayores niveles de salud y bienestar.
Es necesario que los establecimientos de salud articulen en el nivel local a las organizaciones sociales, grupos de pacientes, organizaciones no gubernamentales, iglesias, comerciantes, líderes comunales, y a los miembros del aparato estatal de otros sectores y que llegan hasta el nivel local, como Educación, Interior, Midis, Mimp, Agricultura, entre otros. Esta articulación genera liderazgo local, organiza las demandas y señala con claridad qué hacer.
La gran experiencia de nuestro país en organización y movilización social es un acervo que el gobierno no debe soslayar. El presidente PPK y el premier Zavala tienen una gran tarea.
Herberth Cuba García