Se hizo sobre la base de la destrucción del Ministerio de salud
En agosto del año 2016, las coberturas de vacunación a los niños menores de 5 años, sólo alcanzaba al 48%. Un buen indicador, debería ser más del 95%. Como es obvio, refleja la caída de todo el sistema de gestión de la vacuna. Revertir esa cifra será muy complicado y tomará varios años. Las intervenciones de salud pública son progresivas en el tiempo y son obra de sucesivos gobiernos, porque involucra no sólo el comportamiento de la gente sino sus hábitos.
El desplome de la salud pública y de las intervenciones sanitarias se debió a un equivocado modelo de salud, de la llamada reforma de salud, del lustro humalista . Es un modelo de mundos paralelos. Y como ya es conocido, las líneas paralelas nunca se cruzan, ni se juntan. El INEN y el mundo del cáncer. El IGSS y el mundo de las prestaciones de salud (medicina recuperativa). La Disa de Lima Metropolitana y el mundo de la salud pública y de las intervenciones sanitarias, (prevención y énfasis en los determinantes sociales de la salud). El SIS y el mundo del financiamiento. Susalud y el mundo de los derechos de los usuarios. Cada mundo diseñado para tener su propia lógica y su propia burocracia, en todas las regiones de nuestro país. El Ministerio de Salud (Minsa), convertido en una institución solo normativa sin ninguna capacidad sancionadora. Es decir, incapaz de hacer cumplir las normas.
Los establecimientos de salud, a cargo del Minsa, en Lima, fueron transferidos al Instituto de Gestión de Servicios de Salud (IGSS) y en las regiones, a los gobiernos regionales. Más de 8 mil establecimientos de salud dedicados a la labor prestacional. Sin embargo, el INEN, ha diseñado los preventorios, llamados así, porque son establecimientos que pertenecen al INEN que realizan la prevención del cáncer. Y como no existe dinero para construir 8 mil preventorios, que revierta la triste realidad, que el 55% de los pacientes con cáncer, son detectados en modo tardío, en los niveles 3 y 4. Es un drama. El diagnóstico tardío impide la curación de la enfermedad y los costos terapéuticos son más altos y menos eficaces. Parece increíble, que ambas tareas, la prestacional en salud y la prevención contra el cáncer, no puedan realizarse en un mismo establecimiento o centro de salud. Los mundos paralelos, generan enormes gastos y mucho sufrimiento, además de pérdidas de vidas humanas.
La Disa de Lima Metropolitana necesita establecimientos de salud pública e intervenciones sanitarias. Por falta de dinero de la caja fiscal no ha podido construir ninguno. Los funcionarios de la Disa de Lima Metropolitana son como generales o coroneles sin tropa. Diseñan grandes planes de intervención sanitaria, pero tienen incapacidad para ejecutarlos. Otra vez, viene la pregunta, ¿por qué no se realizan estas tareas en modo conjunto, con las de prestación en salud y las de prevención del cáncer en un mismo establecimiento?
El SIS y Susalud, cada uno por su lado, poseen una burocracia y locales en cada una de las regiones de nuestro país. Y lo que ya fue de ripley, es que crearon una oficina de epidemiología, que le pusieron el huachafo nombre de CDC, (igual que en Estados Unidos), con alcance y oficinas a nivel nacional.
La creación de estos mundos paralelos se hizo sobre la base de la destrucción del Ministerio de salud. Esta fragmentación del Minsa se agregó a la ya existente, frente a las regiones, Essalud, las sanidades militares, la sanidad policial, la municipal, entre otros. El reto es reconstruir el Minsa y fortalecer el primer nivel de atención sobre la base de la unificación de todos esos mundos paralelos. Es decir, reducir y hasta eliminar la fragmentación del sistema de salud de nuestro país.
Ese es el equivocado y oneroso modelo que le heredaron al gobierno de PPK. La crisis sanitaria en que vivimos es su consecuencia. Es necesario la colaboración entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo para ajustar el marco normativo.
La desactivación del IGSS, las Disas y las Redes de Lima, es un paso importante. Es el inicio. Es necesario unificar los mundos paralelos hasta el primer nivel de atención. Es decir, mayor inversión y capacidad resolutiva en los centros y puestos de salud.