Es necesario desburocratizar las Diris y reperfilar sus competencias
El nuevo ministro de Salud ha continuado con la designación de nuevos directores generales. La rapidez con que realiza los cambios de la plana mayor e intermedia del la burocracia del Ministerio de Salud (Minsa) y de sus instituciones adscritas contrasta con la lentitud para solucionar los problemas de salud de la población. Ahora se han realizado los cambios de los directores generales de las Direcciones de Redes Integradas de Salud (Diris) y, como es obvio, las expectativas generadas entre los servidores —y la población en general— de los servicios médicos y de salud del primer nivel (centros de salud y postas) son enormes.
La desactivación del Instituto de Gestión de Servicios de Salud (IGSS), de las Direcciones de Salud de Lima Metropolitana (Disas) y de las redes y microrredes de salud por la Ley N° 30526, de diciembre del 2016, dio pie a la creación de un nuevo modelo del primer nivel de atención en Lima Metropolitana. La crítica a la gestión del primer nivel de atención antes de la dación de es ley resaltaba la alta burocracia y jerarquización innecesaria, la centralización en las Disas de los procedimientos administrativos (Tupa) y el abandono de las atenciones de salud pública en los centros y puestos de salud, así como la autonomía de las redes de salud en la ejecución presupuestal, con rendición directa ante el Ministerio de Economía y Finanzas, (MEF), al margen de la aprobación del Minsa y sus órganos descentralizados y adscritos. Además, la burocracia enquistada en sus puestos hacía que los directores designados tuvieran muy poca capacidad y autonomía para implementar el trabajo honesto y transparente de la cosa pública y las políticas provenientes del Minsa.
El modelo ha creado cuatro Diris, como entes muy pequeños, con 50 servidores como máximo. La función esencial es el acompañamiento y monitoreo de las competencias y funciones transferidas a los establecimientos del primer nivel de atención. En cada distrito —de los 42 que tiene Lima Metropolitana—, un establecimiento que funciona las 24 horas (I-4) recibe, por encargo, la ejecución presupuestal de los establecimientos de salud de su distrito. Es decir, se crean unidades ejecutoras por encargo dependientes de las Diris. Es obvio que el modelo necesita algún ajuste, en función de los distritos pequeños que requieren mancomunarse y de los grandes que necesitan más de un ejecutor por encargo.
El modelo contiene una cartera de atenciones del primer nivel de salud, que detalla las actividades de cada uno de estos establecimientos, entre las que se incluyen las competencias y funciones en los procedimientos administrativos (Tupa), en medicamentos, salud ambiental e inocuidad alimentaria, salud pública, acciones intersectoriales y comunitarias, además de las atenciones médicas que siempre han realizado. Además se han promulgado los nuevos CAP y PAP (Cuadro de Asignación de Personal y Presupuesto Analítico de Personal), que crearon plazas de funcionarios, de confianza y carrera, en los establecimientos I-4, priorizados por distrito, con la finalidad de realizar las funciones de unidades ejecutoras rindentes o por encargo.
Este proceso ha quedado trunco. El ministro Salinas ha dado una señal preocupante al delegar las funciones del Tupa solo a las cuatro Diris, sin tomar en cuenta a los establecimientos de salud I-4 priorizados. La burocracia de las Diris ha crecido de 50 a 550 trabajadores por cada una. Han centralizado la logística, la salud pública, el suministro de medicamentos, el saneamiento ambiental e inocuidad alimentaria, el control de asistencia, la programación de personal. Es decir, han “revivido” las Disas. Reina el caos, la improvisación, la poca transparencia y el desgobierno.
Los nuevos directores de las Diris tienen una agenda muy compleja, que empieza por implementar el reciente modelo de gestión, que delegue las competencias y funciones a establecimientos de salud I-4 priorizados por cada distrito y que ponga en marcha las nuevas ejecutoras rindentes. Es necesario desburocratizar las Diris y reperfilar sus competencias y funciones en torno solo al monitoreo y acompañamiento de la gestión. Acercar los servicios de salud pública al ciudadano; es decir, delegar los procedimientos administrativos (Tupa) a los establecimientos I-4 de 24 horas, priorizados en cada distrito. Desterrar los grandes desplazamientos de los usuarios para los procedimientos administrativos (Tupa), por ejemplo del Rímac hasta Comas, de Pucusana hasta Barranco, de Chosica hasta el Agustino y de Montenegro (San Juan de Lurigancho) hasta el Cercado de Lima.
Además, es necesario garantizar la cartera de atención de salud en cada uno de los establecimientos de salud del primer nivel, para descongestionar los hospitales. Las colas hospitalarias son el drama de la ineficacia e ineficiencia, no solo de los hospitales, sino sobre todo del mal funcionamiento del primer nivel de atención. ¡Gran reto!
Por: Herberth Cuba