Herberth Cuba García

Médico – Analista en temas de Salud

HERBERTH CUBA GARCÍA
Artículos

La filosofía como espectáculo


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El debate entre Slavoj Zizek y Jordan Peterson

El 19 de abril del 2019, en el Sony Centre de Toronto (Canadá), se realizó un debate filosófico entre Slavoj Zizek y Jordan Peterson, con el pomposo título de “La felicidad: marxismo y capitalismo”. Los organizadores del evento han presentado el debate como si fuera un espectáculo de boxeo, con gran propaganda, con tarifas presenciales y a distancia, vía transmisión en directo (streaming). El debate ha sido y es un gran negocio, porque las visitas en Internet para analizar los videos del evento continúan. La gran afluencia de espectadores y comentaristas ha desmentido la creencia de que los temas filosóficos, o el debate que requiere mucha abstracción, no interesan a un público porque sólo desea distracción y entretenimiento.

El título del debate ha sido elegido para llamar la atención; sobre todo, por el lado de Jordan Peterson, cuyas exposiciones provocadoras en la prensa mundial han generado polémica por su defensa del determinismo biológico en el campo de la psicología sexual y de género. Además, la crítica contra lo que se ha dado en llamar “lo políticamente correcto” ha insuflado mayores controversias. Ambos aspectos sobre la base de una defensa cerrada del capitalismo, porque “a pesar de las dificultades y conflictos”, no hay otro modelo mejor. Su mayor fortaleza son las adhesiones que ha conseguido su libro de autoayuda con ribetes moralistas: Las doce reglas. Sin embargo, la argucia de la propuesta de Jordan Peterson que acusa al “neomarxismo cultural” de ser la fuente ideológica de sus críticos y detractores.

El filósofo esloveno Slavoj Zizek es un crítico de las ideologías y, por tanto, crítico de la ideología marxista. Su formación en la teoría psicoanalítica le ha permitido analizar en modo crítico la política internacional y la sociedad, así como participar en la política de su país. Esta corriente no es nueva, sobre todo porque filósofos de la Escuela de Frankfurt, como Herbert Marcuse, han trabajado en modo arduo para tender puentes entre Marx y Freud. A diferencia de Jordan Peterson que es psicólogo, Slavoj Zizek es filósofo de formación. Esta diferencia formativa entre ambos ha relucido en la lid.

El aporte de Slavoj Zizek en el debate se ha referido a la reiteración de la crítica a todo tipo de ideologías; en consecuencia, no ha defendido a la ideología marxista. Ha sido explicito en la crítica de la ideología del capitalismo, de sus diversas variantes, incluido el modelo de la República Popular China. Amplió el horizonte del debate sobre aspectos globales, como el desarrollo tecnológico, la ecología, las clases sociales, el racismo y la emergencia de las extremas derechas en el mundo. Además, rescató el concepto del valor del sujeto y la idea de progreso. Ha criticado el concepto de neoliberalismo y sobre todo el de posmodernidad.

El debate ha discurrido por cauces distintos a su título. Es decir, de los tres conceptos —felicidad, marxismo y capitalismo— solo se ha abordado el capitalismo; ya sea en su sentido muy crítico (Zizek), o en su sentido apologético (Peterson). No hubo defensa del marxismo, y el tema de la felicidad ha sido descuidado. Peterson, en consonancia con el título, al inicio hizo una exposición simplista y caricaturizada del “Manifiesto comunista” de Marx y Engels, para luego defender el capitalismo. Zizek no respondió porque, como es evidente, contravenía a su concepción crítica contra las ideologías, incluida la marxista. Zizek, inquirió en modo directo a Peterson para que nombre por lo menos a dos representantes de aquello que él designa, como neomarxismo cultural. No hubo respuesta. Solo se refirió, en modo erróneo, a Foucault y Derrida. El intento de encontrar analogía entre las relaciones de poder, patriarcado y dominación en la familia, con la lucha de clases y la dictadura del proletariado, aparece como poco riguroso y especulativo, si se toma en cuenta el abismo que existe entre estos pensadores y el marxismo.

Sin embargo, en relación con lo “políticamente correcto”, ambos coincidieron en lo nocivo y conservador de este concepto. Es decir, por evitar ofender, evidenciar las desventajas, excluir o marginar a grupos por sexo, raza o economía en aspectos políticos, económicos y culturales, se impone el cambio del lenguaje y la censura. O peor aún, se utiliza el poder político para impugnar a alguna de las partes de ese entramado social. Zizek puso como ejemplo el caso de las múltiples etnias de Yugoeslavia, que se hacían bromas entre ellas, a veces “incorrectas políticamente”, pero que contribuyeron a mantener la paz social en ese país.

El Perú es un país polarizado y con exclusiones recíprocas, donde el discurso de lo “políticamente correcto” funciona como combustible. La polémica actual sobre el rol biológico sexual frente a la construcción social del género, sobre la familia y la ideología de género; el debate acerca del modelo económico y de la ecología, entre otros, confirman que nuestra población participa en los grandes temas que aquejan al mundo. Es esencial estimular el debate, en vez de reprimirlo, y confrontar ideas para evitar la violencia.

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Médico. Analista en temas de Salud.