Las tres formas en que se “diagnostica” el golpe de Estado
El 10 de diciembre del 2022 la presidente Dina Boluarte juramentó a su primer gabinete ministerial. La prensa ha resaltado las cualidades técnicas del gabinete, sobre todo en el aspecto de gestión en el sector asignado, así como su conocimiento. Aunque aceptáramos que ese sea el perfil de ministro que se requiere para la presente situación política, no todos lo cumplen; la mayoría son técnicos de poca monta y sin liderazgo en su propio sector.
El diagnóstico de la realidad nacional que dio pie a la elaboración del perfil de los nuevos ministros que el Perú necesita ha sido equivocado. Es obvio que se requiere ministros técnicos, pero sobre todo buenos políticos, que tengan una actitud proactiva, inteligente y versátil. Y con un amplio conocimiento de la estructura del Estado, del poder y del potencial nacional, así como del diseño de nuevos escenarios políticos a nivel macro; y con habilidades conceptuales para emprender debates con interlocutores de variadas corrientes ideológicas. Y sobre todo, con aquellos sectores que desean imponer una sola línea de pensamiento, aun con métodos violentos.
La forma en que se diagnostica el golpe de Estado del 7 de diciembre del 2022 permite conocer la justificación de las estrategias de los actores políticos. La primera, es que se trató de “un torpe golpe de Estado” que se le ocurrió, “a un presidente desesperado por el encono de la prensa contra él y la politización de la justicia”. Por tanto, hecho a un lado o vacado el “hombre desesperado”, la política debería, con algunos ajustes, sobre todo de inclusión y nuevas elecciones, llevarse por cauces “normales”. Esta mirada, no tiene pierde, porque en el Perú se yuxtaponen, variadas culturas, creencias y costumbres, pero además, una enorme informalidad (75%) en la economía y en las formas de convivencia social. El vandalismo de los últimos días, incluso, con métodos terroristas, de algunos grupos organizados, según esta visión, no debe impedir ver “la movilización más importante de los últimos 20 años”. En ese sentido, no habría asonada terrorista ni prolongación del golpe de Pedro Castillo y la solución sería un pacto “transaccional”, algunas reformas y el adelanto de elecciones generales, con la lógica de “que se vayan todos”, es decir, las vidas, la destrucción de la propiedad pública y privada serían una ilusión.
La segunda forma en que se diagnostica el golpe es que este ha sido dado por el Congreso de la República, en claro desconocimiento del triunfo electoral, con mecanismos parlamentarios inválidos, conducidos por “la derecha golpista” con el apoyo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, debido a que el presidente, “solo verbaliza,” en su discurso del 7 de diciembre, los deseos del pueblo. La detención de Pedro Castillo “en flagrancia”, sería una violación constitucional y debería ser de inmediato liberado y repuesto en su cargo. La nueva presidente de la República es catalogada como usurpadora, a pesar de seguir la línea de sucesión constitucional, al haber sido electa, en la misma lista o plancha del Partido Perú Libre, junto con el “vacado” presidente. En ese sentido, el contenido programático del discurso de Pedro Castillo, el día de la vacancia “trucha” está vigente. Esto implica cerrar el Congreso de la República por ser bastión de la derecha y de la oligarquía, convocar a un “Congreso constituyente,” que tendrá como consecuencia, la dilución en su seno, de la Fiscalía de la Nación, del Poder Judicial, del Tribunal Constitucional, y de todo el aparato del Estado, debido a la presión “espontánea” del “poder popular” o al “golpe de la calle.” En ese contexto, la minoría congresal, con el respaldo del “terror de la calle” debería conducir los destinos del Congreso de la República, y, por tanto, como primer paso, aprobar las nuevas elecciones generales, con el acortamiento del mandato de la presidente y de los congresistas, además, en simultáneo, incluso en el mismo acto electoral, la realización de un referéndum para la Asamblea Constituyente. El apoyo de países, como México, Colombia, Argentina y Bolivia corresponden a este diagnóstico. En ese contexto, aquello que el vacado presidente, quiso imponer desde la presidencia mediante un golpe de Estado, ahora, se podría convertir en realidad, mediante el “golpe de la Calle.”
La tercera forma de diagnóstico es la que corresponde a la realidad y a los hechos. La asunción a la presidencia de Pedro Castillo, según su punto de vista, solo había significado, el primer peldaño, que era el gobierno, faltaba la captura del poder. Eso implica Asamblea Constituyente, con la dilución de los tres poderes del Estado y de los órganos constitucionales autónomos con la captura y centralización del poder, para refundar un nuevo sistema de gobierno. Con esa finalidad se implementó la estrategia de la tenaza que implica dos brazos articulados. Por un lado, el copamiento de todos los sectores del Estado, en la que la meritocracia es prescindible, así como, la infiltración de las fuerzas armadas y policiales y del servicio de inteligencia. Este brazo sería el responsable del golpe o autogolpe “clásico.” Un “cuartelazo” con sentido “popular”. Sin embargo, fracasó, debido al apego constitucional de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional. Pero, es probable que haya infiltrados, más aún, en el servicio de inteligencia. Por otro lado, el otro brazo, conformado por miembros de gremios afines y de los frentes de defensa, de las rondas campesinas, vecinales, barriales, así como, la creación de organizaciones populares “autogeneradas,” entre otros. El nivel de organización implicaría incluso, como se evidencia por la magnitud de la realización de las protestas con vandalismo y actos terroristas, la planificación de una “guerra civil” con un ejército paralelo. Este brazo sería el responsable del “golpe de la calle” o la “asonada del pueblo”, con la finalidad de “vencer” la voluntad de los congresistas para realizar el contenido del discurso-programa del “golpe de Estado”, conseguir la liberación de Pedro Castillo e, incluso, reponerlo en el cargo. Tómese en cuenta que el discurso de Pedro Castillo que justifica el golpe de Estado apela para su éxito, a los dos brazos de la tenaza. ¿El gobierno, el gabinete ministerial y la mayoría congresal sabrán a qué se enfrentan? ¡La historia lo dirá!