Herberth Cuba García

Médico – Analista en temas de Salud

HERBERTH CUBA GARCÍA
Artículos

Ilave, Puno, Minsa y EsSalud


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Es necesaria una comunicación fluida entre el Gobierno y la población

El 21 de enero del 2023, el Ministerio de Salud (Minsa) ha emitido el Comunicado de Prensa 27-2023, en el que invoca a la ciudadanía del distrito de Ilave, región Puno, que en primer lugar “facilite el desplazamiento del personal de salud, ambulancias; así como (que) no se atente contra la infraestructura hospitalaria. En segundo lugar, “exhorta a la autoridad regional (de Puno) al estricto cumplimiento de la alerta roja en los establecimientos de salud, con el objetivo de atender a los pacientes que lo necesiten”. En tercer lugar, señala que “el Minsa y EsSalud brindarán atención médica a los pacientes de los distritos de Ilave y Puno, sin ningún requisito previo, priorizando su vida y salud”. En cuarto y último lugar, “el Minsa reitera su compromiso de seguir trabajando para garantizar los servicios de salud y hace un llamado a la calma y a priorizar el diálogo”.

En el mismo sentido, el 21 de enero del 2023 EsSalud, mediante comunicado, “rechaza el acto de violencia e intento de toma del Policlínico Ilave en Puno. Hoy en horas de la mañana un grupo de personas intentó ingresar por la fuerza. Pedimos respetar los centros de salud. ¡Salvamos vidas!”

Como se puede apreciar, ambos comunicados son escuetos. El del Minsa no justifica su necesidad, cuando debería hacerlo, porque se refiere concretamente al distrito de Ilave, Puno. Por otro lado, el comunicado de EsSalud, en acto reactivo y de defensa, rechaza el intento de toma por la fuerza del Policlínico de Ilave.  Otro aspecto llamativo, es que ambos comunicados no diferencian a los actores violentistas de la población que se manifiesta bajo parámetros legales y a ésta de aquella que no lo hace.  La falta de discriminación y precisión trastoca la realidad y “etiqueta” a toda la población o “ciudadanía” de Ilave como violentista. La generalización no solo representa un error comunicacional, sino que estigmatiza y discrimina, por tanto, contrariamente a lo que se busca, incrementa la indignación y la violencia. También dificulta el diálogo que es indispensable para lograr la paz y la reconciliación. 

Según el diario Gestión, “en Puno un grupo de manifestantes quemaron hoy, sábado 21 de enero, la comisaría de Ilave, situada en la provincia de El Collao.” También incendiaron la sede del Ministerio Público y dos entidades financieras, asimismo, EsSalud rechazó el intento de toma del Policlínico Ilave, en horas de la mañana, en que “un grupo de manifestantes trató de ingresar a la fuerza, afectando la infraestructura.” Según el mismo diario Gestión, “el atentado contra la sede policial de Ilave aconteció tras violentos enfrentamientos en la víspera, entre la policía y manifestantes, teniendo como saldo a una persona fallecida y 10 personas heridas,” asimismo, da cuenta de las declaraciones del director regional de Salud, “es inconcebible que el bloqueo de vías, una vez más haya sido el motivo principal para que el herido no haya llegado a tiempo al hospital y haya muerto desangrado.” También “se reportó un incendio en la sede de control de aduanas de Ojherani, ubicada a 10 km al sur de la ciudad de Puno.” 

Ante los graves hechos relatados la autoridad sanitaria, regional y nacional (Minsa), así como el gobierno en su conjunto, necesitan establecer una comunicación fluida con los diversos grupos poblacionales, sobre todo, en un momento en que la instantaneidad de las redes sociales y de los medios de comunicación, hace que los actos violentos se conozcan en tiempo real y en simultáneo a nivel nacional y mundial.

Hay tres niveles de comunicación, cuyas características son diferenciadas, como las tecno-políticas que proponen grandes acciones de gobierno dirigidas al interior del Consejo de Ministros y de la presidencia. Otras son las comunicaciones técnico-administrativas, que traducen los grandes lineamientos políticos y técnicos en normas, directivas y sistemas de gestión y están dirigidas a los servidores de todo el aparato del gobierno y del sector público. Por último, el tercer nivel de comunicación es el que se dirige a la población en general. Es obvio, que el ciudadano, recibe una mezcla óptima de los tres niveles de comunicación, sobre todo, debido a la labor de la prensa, de las redes sociales y a la masificación de los canales de comunicación. A estas alturas, es casi imposible segmentar y enclaustrar cada nivel de comunicación en su propia población objetivo. Al contrario, se debe planificar la mezcla óptima, de tal manera que no exista entre los niveles de comunicación incoherencias o contradicciones o que se genere un doble estándar o rasero. Basta un somero recuento de algunas incoherencias o “correcciones posteriores” cometidas por funcionarios de gobierno, incluso del más alto cargo de la República, que “sin querer” atizaron los conflictos.  

Otro aspecto es el uso del lenguaje, como elemento esencial en los conflictos. El gobierno, en los diversos niveles de comunicación debe usar un lenguaje claro, apropiado, diferenciado y particular, frente al lenguaje utilizado por los otros actores del conflicto (oponentes). Además, el lenguaje debe estar ligado a los principios de la República unitaria, a la democracia, a la Constitución y a las leyes, así como, a las creencias, a las costumbres y a la comunidad y a la trascendencia históricas. La población en general debe conocer con claridad los puntos de vista del gobierno y sus objetivos, comprender sus acciones, pero también, tener facilidades para adherirse, con la finalidad de aislarla de los puntos de vista de los oponentes. Es la lucha por la descripción de los hechos, su explicación y concatenación con el desarrollo del país y su rol en la historia.

El uso del lenguaje, mediante nuevos conceptos y categorías “especiales” con la creación de neologismos, jergas y consignas, es crucial para la lucha y la movilización social y para el relato histórico. A medida que se distancian los lenguajes, el diálogo se hace imposible, hay una polarización creciente y al final, se convierte en monólogo, pero, para con el oponente, solo se usa la violencia. Es lamentable, que el Minsa y EsSalud demuestren estar ajenos al devenir histórico del país. ¡El Gobierno debe corregir su estrategia comunicacional!

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Médico. Analista en temas de Salud.