Generalidades que se prestan a confusión o contradicciones
El 28 de julio de 2021 ha juramentado el nuevo presidente ante el Congreso de la República, en un momento crucial, para la vida del régimen republicano. La polarización política que se arrastra desde el cierre del Congreso por el expresidente Martin Vizcarra no ha sido resuelta. Al contrario, luego de escuchar el mensaje presidencial, se ha incrementado. Las formas del protocolo de asunción del mando han tenido una serie de desajustes. Se ha notado la falta de coordinación entre el Poder Ejecutivo saliente y el entrante y así como, con el Parlamento. Quedará para la anécdota la existencia de “dos bandas presidenciales” y el “levantamiento intempestivo de la sesión solemne”, antes de que el presidente abandone el hemiciclo. Otro aspecto, ya menos anecdótico, es que aún no haya Consejo de Ministros y que recién el 29 de julio juramentará su presidente en Ayacucho y el 30 los siguientes ministros en la ciudad de Lima. Como contraparte, el diario oficial El Peruano, ha publicado ya las resoluciones de los salientes ministros, en consecuencia, existe un vacío de poder, porque según el artículo 120 de la Constitución Política, “son nulos los actos del presidente de la República que carecen de refrendación ministerial”.
En un mensaje leído, de poco más de una hora, sin la aprobación del Consejo de Ministros, debido a la excepción que le otorga para este primer mensaje el inciso 7 del artículo 118 de la Constitución Política, ha marcado tres pautas, la primera, ha sido el posicionamiento de su gobierno en la historia del Perú. Ha resaltado su herencia precolombina y de los pueblos originarios. Ha cuestionado la dominación del coloniaje y de los doscientos años de la república, sobre los pueblos originarios. Ha planteado, a partir de su gobierno, la reivindicación de los pueblos originarios, afroperuanos y asiáticos, y, por tanto, la política intercultural, expresada en la concepción del Estado Plurinacional. Ha retomado el debate del primer centenario de la República, sobre la esencia de nuestros países, que incluía el debate sobre el nombre de nuestra región, según algunos pensadores, debería llamarse, Iberoamérica, panamerica, Latinoamérica, indoamérica, o como señalaba Francisco García Calderón, indoafrosinoaméríca. Como se puede apreciar, el mestizaje ha sido dejado de lado por la interculturalidad. En ese sentido, encaja su propuesta del Ministerio de las Culturas.
La segunda pauta, ha sido marcada por una serie de propuestas muy generales para cada sector. Es obvio, porque aún no tiene equipo ministerial, y, por tanto, no le ha sido posible esbozar políticas específicas. En ese sentido, esta parte del mensaje ha tenido un aspecto muy conciliador y ponderado. Por ejemplo, para el sector salud, las generalidades han sido tan grandes que incluso se presta a confusión o contradicción. Ha enlistado una serie de aspectos, como universalización de la salud, protección social, seguridad social, aseguramiento universal, sistema unificado de salud, lograr a diciembre que el 70% de la población se encuentre vacunada, la construcción de un hospital para cada una de las cinco especialidades priorizadas en cada región, el fortalecimiento de los centros y puestos de salud, las brigadas comunales, entre otros.
La generalidad de las propuestas de salud, como se puede apreciar, tiene en su seno, serias controversias. Por un lado, la universalización de la salud, que ha sido incluso la denominación del año 2020, ha sido entendida por el gobierno de los expresidentes Vizcarra y Sagasti como la universalización de aseguramiento mercantilista. Nada más contrario a la seguridad social universal, ni a la integralidad de la atención médica y de salud. Peor aún, se ha complicado en el uso de los términos como si fueran sinónimos, de seguridad social en Salud, aseguramiento mercantilista y protección social. Además, la referencia al sistema de salud unificado ha generado confusión, porque no ha aclarado si se realizará sobre la base del respeto de la autonomía constitucional de EsSalud o sobre la base de la fusión administrativa de todas las instituciones de salud, es decir, Minsa, EsSalud, sanidades militares y Sanidad Policial, sector privado, servicios de salud municipales, entre otros. Como han resaltado los medios de comunicación, este tópico, es parte de un debate interminable al interior de Perú Libre con sus aliados, y por tanto, sus propuestas sanitarias son el resultado de fuentes diversas, dispersas e incluso contradictorias.
La tercera pauta ha sido polarizadora y de confrontación. Por un lado, ha insistido en la Asamblea Constituyente, mediante un proyecto de ley que remitirá al Congreso de la República, e incluso, ha diseñado la modalidad corporativa de su composición, en búsqueda de un Estado plurinacional y paritario. Es obvio, que sabe que no tiene los votos para modificar el artículo 206 de la Constitución que habilite el referéndum para la Asamblea Constituyente; sin embargo, ha insistido y es probable que la ruta posterior sea la cuestión de confianza, para forzar al Congreso de la República. Es decir, sería una repetición de la estrategia del expresidente Martín Vizcarra, pero ahora con mayor intensidad. Por otro lado, ha planteado la creación de las rondas campesinas, pero ahora en las ciudades con autonomía frente al Estado, e incluso ha enumerado algunos detalles y mecanismos específicos para su creación y funcionamiento. El debate está abierto, la incertidumbre recién empieza. El nuevo gabinete ministerial que juramentará los próximos días tiene una ardua tarea. Eso sí, el presidente ya ha puesto las pautas generales.