La necesidad de articular a las instituciones del país que brindan servicios salud.
Es difícil que el ciudadano pueda comprender las dificultades que tiene el estado para responder a las necesidades de salud de la población. Existen muchas razones para explicar esa incapacidad, algunas de sentido común y otras más académicas, pero ninguna ha influido en las decisiones gubernamentales solucionar el problema. Esta mezcla de pasiones por lo que se sufre en la enfermedad o en una emergencia convierte a los pacientes en ciudadanos atormentados.
¿El estado debe tener la capacidad de articular una respuesta unitaria, coherente y coordinada de todos los actores involucrados en la salud frente a la demanda ciudadana de ese servicio? Por supuesto que sí. Las explicaciones para esta incapacidad son múltiples, desde la falta de dinero y de hospitales, hasta la falta de médicos. Pero estas explicaciones son parciales e incompletas. La realidad es que se malgasta el poco presupuesto duplicando o superponiendo esfuerzos. Es urgente articular las respuestas de todos los actores involucrados en salud. Estos deben cooperar y colaborar para conseguir la complementariedad, ser responsables pero también co-responsables.
¿Pueden las sanidades militares, por sí solas, resolver las demandas de salud de sus afiliados? No. Sin embargo, al mismo tiempo tienen fortalezas y atributos que sobrepasan sus propias necesidades. Esto ocurre con la Sanidad Policial, Essalud, el INPE, las municipalidades, los gobiernos regionales, el Ministerio de Vivienda, las universidades, las organizaciones de la sociedad civil, el sector privado, los gremios, entre otros actores. Es decir, todos los involucrados tienen sus propias obligaciones, sus propias responsabilidades, pero la cooperación, la complementariedad entre ellos, no existe, a pesar que podría mejorar y potenciar enormente su capacidad de respuesta ante la demanda de población.
La Ley Orgánica del Poder Ejecutivo señala que cada sector del Estado está a cargo de un ministerio que es su ente rector. Es decir cada ministro tiene a cargo un sector; sin embargo, cuando actividades propias de un ministerio también se realizan en otros ministerios se crea un sistema que, a su vez, se adscribe a un sector. Este es el caso del Ministerio de Salud y del Sistema Nacional Coordinado y descentralizado de salud (Ley 27813). El Ministerio de Trabajo hace salud a través de Essalud, el de Defensa a través de las sanidades militares, el de Justicia a través del INPE, y así sucesivamente. El Ministro de Salud debe asumir la conducción del Ministerio de Salud y del Sistema Nacional de Salud.
El Sistema de Salud, como es natural, tiene un Consejo Nacional y Consejos Regionales y locales que son espacios de coordinación y articulación de todos sus componentes. La articulación permite precisamente una mejor relación entre el Estado y la Sociedad, la participación ciudadana, de las organizaciones sociales del sector privado y de los gremios con la finalidad de construir acuerdos de cooperación, ayuda mutua y complementariedad. No obstante ello, el sistema no funciona. Los desastres naturales sirven de ejemplo para comprobar la desarticulación, la anarquía y la inoperancia de la respuesta del Estado.
Es cierto que la Ley 27813, del Sistema Nacional Coordinado y Descentralizado, necesita actualizarse para que sea un verdadero instrumento de coordinación y articulación con los otros sectores de la sociedad que hacen salud. Por ejemplo, es necesario incorporar al Consejo Nacional a los gobiernos regionales y al Seguro Integral de Salud (SIS), y darle mayor participación a las organizaciones sociales, pero se requiere además que los acuerdos del Consejo Nacional de Salud sean vinculantes.
Precisamente con ese objetivo se encuentra en la agenda del Pleno del Congreso de la República el dictamen con texto sustitutorio (PL 1116 y 1192-2011-CR) que propone el Sistema Nacional de Salud, elaborado por la Comisión de Salud con amplia participación de los actores involucrados. El gobierno, el Congreso y el Ministerio de Salud no deben permanecer de espaldas a los ciudadanos. Urge aprobar y promulgar la ley del sistema Nacional de Salud.
Por Herberth Cuba García