Trabas burocráticas a la inversión en salud pública
Anoche, 31 de marzo del 2016, se inauguró el nuevo servicio de emergencia del Hospital Edgardo Rebagliati Martins, de Essalud. La inversión aproximada de cien millones de soles —para infraestructura de cinco pisos, equipos de alta tecnología y 186 camas— permitirá duplicar las atenciones de emergencia que hoy brinda dicho nosocomio. Los detalles técnicos de las bondades de este servicio satisfacen las necesidades de los pacientes y, además, mejoran las condiciones laborales del personal que trabaja en esta área, que podría ser considerada como la más grande y moderna de Latinoamérica.
Hay que recordar que solo la Red Asistencial Rebagliati atendió en el año 2014 a casi un millón de pacientes en emergencia; de estos, cerca de un tercio fue atendido por la emergencia del Hospital Rebagliati, que es el centro de referencia de esa red. Además, la situación de colapso y hacinamiento de la actual emergencia, sobrepasada en su capacidad de respuesta, ha generado situaciones de dolor e insatisfacción en muchos pacientes; y también en los profesionales que día a día, en sacrificada labor, sufrían las malas condiciones de trabajo y las quejas de sus propios pacientes.
Cien millones de soles, sí claro. Sin embargo, se ha tenido que rebuscar de lo que no se tiene. No olvidemos que a través de la iniciativa legislativa del congresista Víctor Andrés García Belaunde, “Vitocho”, se exoneró a los aguinaldos y gratificaciones de los aportes a Essalud. Esta exoneración significó una pérdida para Essalud de más de 850 millones de soles anuales, lo que sumó en lo que va del lustro, casi 4,500 millones de soles. ¿Cuántas emergencias más, cuántos hospitales más, se habrían podido construir si “Vitocho” no hubiera intervenido? Además, ¿benefició a los trabajadores esa exoneración? Por supuesto que no, solo favoreció a la burocracia dorada; es decir, a los funcionarios públicos o privados que gozan de sueldos altos. Sin embargo, el perjuicio a la salud y a la población asegurada ha sido enorme.
El Decreto Legislativo (DL) 1157, parte del paquete de la mal llamada “reforma de salud”, creó los Comités Regionales y Comité Nacional de Inversión Pública en Salud. Es decir, una especie de SNIP (Sistema Nacional de Inversión Pública) para la salud y a cargo del Ministerio de Salud (Minsa). Las aprobaciones de la nueva infraestructura para todo el Sistema Nacional de Salud, según este malhadado DL 1157, las da el Minsa. Essalud es parte del Sistema Nacional de Salud y, como es obvio el Minsa, tiene que darle a Essalud la aprobación para cualquier proyecto de nueva infraestructura hospitalaria, a pesar de que lo hace con sus propios dineros. ¡Este decreto legislativo es un despropósito!
He sido testigo, como miembro del Consejo Nacional de Salud, de cómo la presidenta ejecutiva de Essalud, Virginia Baffigo, reclamaba las autorizaciones y rechazaba la respuesta impasible de los funcionarios del Minsa, en el sentido de que el Comité Nacional de Infraestructura en Salud solo se reunía cada tres meses (y como ya se habían reunido, Essalud tendría que esperar tres meseS para que evalúen los expedientes). Es evidente que la exasperación del Consejo Nacional de Salud fue unánime: se exigió que se respete la autonomía de Essalud, que se dé celeridad a los trámites y se autorice a Essalud a realizar sus inversiones. ¿Faltaba más? La llamada tramitología y el empoderamiento de burócratas, ausentes del sufrimiento de los pacientes ha puesto en riesgo (debido al DL 1157) las inversiones que se necesitan para mejorar la capacidad de respuesta del Sistema Nacional de Salud.
Frente al recorte del presupuesto a Essalud —por la iniciativa legislativa de la llamada “Ley Vitocho” y al DL 1157, que recorta autonomía y centraliza en manos de la sede central del Minsa la aprobación de las inversiones— alegra constatar que Essalud ha inaugurado una nueva emergencia en el Hospital Edgardo Rebagliati Martins.
Duplicar la atención de las emergencias en el Rebagliati es un gran logro. Pero es insuficiente. Las necesidades de salud de la población son enormes. Essalud requiere más y mejor inversión. Igual suerte tiene que correr cada componente del Sistema Nacional de Salud; es decir, en las regiones, en las sanidades militares y policial, en las municipalidades, en el propio Minsa y en el sector privado.
Esperemos que el nuevo gobierno que elija la ciudadanía pondere en su justa dimensión esta inauguración y destrabe la inversión. Haría bien, para empezar, en derogar la “Ley Vitocho” y reformar la mal llamada “reforma de salud”.
Herberth Cuba García