Herberth Cuba García

Médico – Analista en temas de Salud

HERBERTH CUBA GARCÍA
Entrevistas

La DINI y la intimidad de los pacientes


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270315Sobre la intromisión totalitaria del estado en la vida privada de los ciudadanos.          

Gran consternación ha causado la denuncia de Correo Semanal sobre las actividades de rastreo de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) a congresistas, ministros, políticos, empresarios, militares y miles de ciudadanos usando información de instituciones públicas, como RENIEC, SUNAT, SUNARP, y también las historias clínicas de esos ciudadanos en su calidad de pacientes.

El motivo de ese trabajo permanece oculto. No sabemos cual es la  justificación porque los voceros oficiales alegan que desconocen el hecho, pero señalan a renglón seguido que “no hay delito” porque se ha obtenido la información de fuentes públicas abiertas y que su labor ha sido sólo de sistematización y análisis.

Eso no es verdad. La historia clínica no es un documento público. Es un documento que guarda celosamente la intimidad del paciente y el secreto profesional del médico. Nadie debe tener acceso a la historia clínica, a excepción del propio paciente y obviamente su médico. Además de ellos, los seguros médicos acceden solo para fines de reembolso, y la autoridad judicial cuando existe controversia legal y sólo en la parte necesaria para lograr esos fines.

La intimidad es un derecho fundamental de primera generación, consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos desde 1948. El derecho a la intimidad representa la protección del paciente frente a la intromisión no deseada de otras personas sobre su información personal y privada.

Los médicos realizan el acto médico y toman decisiones sobre la base del conocimiento de la intimidad del paciente. Éste le revela su intimidad al médico para que lo sane, pues sin conocimiento de la intimidad no hay eficacia clínica. El secreto profesional del médico es un derecho del paciente, que protege su intimidad.

Los pacientes asumen estilos de vida, conductas, rutinas y comportamientos en función de sus enfermedades y por prescripción médica. El conocimiento de esta intimidad convierte a los pacientes en sujetos con comportamientos predecibles, información que puede ser usada indebidamente y en contra del propio paciente, de sus creencias o de su proyecto de vida.

Las dictaduras, por su ética utilitarista, desean siempre obtener esa información basadas en el principio de que “el fin justifica los medios”. Cientos de médicos que respetan la intimidad y el secreto profesional se han negado a dar esta información a las dictaduras y por ese motivo han pagado su negativa con la pérdida de su libertad e incluso de propia vida.

Francia tuvo como presidente a Francois Mitterdand, enfermo de cáncer de próstata en sus 2 periodos, pero esa intimidad fue escrupulosamente respetada. Sólo después de su muerte se conoció este hecho porque su médico reveló el secreto, lo cual le valió ser sancionado por la justicia por no respetar el derecho a la intimidad. Frente a la “verdad histórica” o la “verdad de la ciencia” se falló por el derecho a la intimidad.

El mayor ataque a los derechos humanos y la justicia es convertir al hombre en cosa o en medio. La sociedad peruana a través de la historia, ha otorgado el más absoluto respeto a estos principios, al darle un marco legal amparado en la Constitución Política, en los Códigos Penal y Civil y en las leyes de nuestro Sistema de Salud.

Es un acto totalitario que el gobierno, a través de la DINI, acopie información de las historias clínicas en su versión manual o magnética. Es inadmisible que empleados públicos manejen de manera irresponsable e ilegal una base de datos de cientos o miles de historias clínicas.

Los ciudadanos debemos estar atentos y defender la intimidad y los derechos humanos. Los médicos, las clínicas y los hospitales deben reforzar su custodia. Rechazar cualquier violación de los mismos y demandar que las instituciones encargadas de su defensa, como la Defensoría del Pueblo, el Ministerio Público y la sociedad civil hagan su trabajo. Los responsables de esta flagrante violación deben ser sancionados y los responsables políticos censurados por acción u omisión.

 

Por Herberth Cuba García

www.elmontonero.pe

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Médico. Analista en temas de Salud.