Sobre la exclusión de los peruanos que sufren enfermedades mentales
El 10 de octubre es el Día Mundial de la Salud Mental y obliga a reflexionar sobre su situación en nuestro país. El acceso universal e integral a la salud mental es un reto todavía ausente en las políticas públicas. El gobierno ha promulgado un paquete de 23 Decretos Legislativos, llamados de reforma de la salud, sin embargo, ha olvidado por completo a la salud mental.
El decreto legislativo (DL) 1161, promulgado el 10 de diciembre del 2013, conocido como ley del Ministerio de Salud, tampoco le dedica espacio a la salud mental. Desde el 2013 hasta la fecha no se ha promulgado el nuevo reglamento de organización y funciones del Minsa, a pesar que el propio DL le dio un plazo de 180 días. Peor aún, en el proyecto de nuevo reglamento que ha trascendido, increíblemente, se obvia a la salud mental. Una tarea urgente de la Mesa Directiva del Congreso de la República es fiscalizar el cumplimiento de la reglamentación de las leyes promulgadas y en sus respectivos plazos.
La enorme carga ideológica de los actores de la mal llamada reforma de salud trajo consigo la exclusión de la salud mental. Esta ideología señala que es necesario cerrar los hospitales psiquiátricos porque los pacientes deben ser atendidos en sus domicilios, por sus familiares. Los hospitales son “centros de tortura y encierro”. Según esta ideología, es lógico que el gobierno no asigne recursos para que esos nosocomios funcionen, porque les corresponde a las propias familias hacerlo. El Estado transfiere las funciones de financiamiento y provisión a los propios usuarios.
También resalta que las dolencias psiquiátricas no son cuantificables y tampoco pasibles de estandarizar. Los seguros médicos o de salud no las cubren. Esta ideología calza con sus intereses y deseos. Es increíble que sea necesario batallar para incluir siquiera a la depresión entre las enfermedades que cubren los seguros. No hablemos ya del resto de las enfermedades psiquiátricas.
Finalmente, la ideología se basa en que la definición de enfermedades mentales no es científica y por lo tanto es muy relativa y cuestionable. El grado de discernimiento y capacidad de elección de los usuarios es colocado en primer lugar, frente a las conclusiones que aporta la ciencia, a la conciencia de enfermedad y a la constatación empírica de las familias. Esta aparente “humanización” coloca al paciente en una indefensión frente a los decisores de la burocracia estatal.
Contrario a la propuesta de reforma del gobierno humalista, es necesario emprender el rediseño y adecuación de la organización y funciones de los servicios de salud mental. Esta agenda ausente de la salud mental comprende entre otros: el rol de la atención primaria, de los determinantes sociales y económicos, de las comunidades, de los establecimientos de salud y de los profesionales. Asimismo, redefinir el rol de los establecimientos de salud frente a la demanda de los usuarios y garantizar la accesibilidad de los fármacos necesarios a través de mecanismos fáciles, no discriminatorios y en modo universal.
Además, implementar sistemas de información que respeten la intimidad, confidencialidad y dignidad de los usuarios; quizá en modo encriptado, que permitan conocer la real magnitud de la situación de la salud mental y sobre esa base promover políticas públicas de salud e inclusión social.
Finalmente, es necesario fortalecer los servicios psiquiátricos especializados. No sólo hay falta de médicos especialistas sino también de una red nacional articulada y con capacidad de respuesta a las necesidades de la gente. La red de servicios de salud mental está sumergida en la desarticulación del sistema nacional de salud.
La llamada reforma de salud ha excluido y discriminado por motivos ideológicos a la salud mental. Por ejemplo, la depresión, el suicidio en adolescentes, el abuso de sustancias, y otras, han dejado de ser un problema para la burocracia estatal. La Organización Mundial de la Salud ha lanzado para el 2015 la campaña “Dignidad y salud mental”. !Qué ironía, lo que destruyó la reforma de salud del gobierno del presidente Humala!. Urge reformar la reforma de salud.
Herberth Cuba García