Necesarias para el bienestar de las poblaciones vulnerables
En el último lustro las discusiones sobre las necesidades de salud de la población se han enfocado en la atención médica. Se considera, de modo equivocado, a la atención integral de salud como sinónimo de la atención médica integral. Parece un juego de palabras, pero no lo es. La atención médica se refiere a la medicina preventiva, a la promoción de la salud, al diagnóstico, curación y rehabilitación. Sin embargo, para que esa atención médica se realice y tenga impacto debe complementarse con las prestaciones económicas y sociales.
La integralidad de la atención de salud presupone acceso y usufructo de los servicios de salud, sin barreras económicas, geográficas, sociales ni culturales. La vía para romper esas barreras y lograr el impacto deseado son las prestaciones económicas y sociales. Poco o nada se ha hecho en nuestro país para plasmar el derecho de los ciudadanos al cuidado integral de su salud. A veces es más fácil entender el acompañamiento de las prestaciones económicas a las prestaciones sanitarias. Sin embargo, parece menos obvio la necesidad de incluir a las prestaciones sociales. Es más, los funcionarios gubernamentales las han tratado con desdén.
Essalud, como institución de la seguridad social, por obligación legal y como derecho de los afiliados y derechohabientes brinda prestaciones sanitarias, económicas y sociales. Es decir, la integralidad de la atención de salud, aunque solo para sus once millones de afiliados. El resto de la población peruana está desprotegida. Algunas instituciones —como gobiernos locales, asociaciones de la sociedad civil y las empresas, en el marco de la responsabilidad empresarial— cubren en modo parcial ese vacío dejado por el Ministerio de Salud.
Las prestaciones sociales son necesarias para las poblaciones vulnerables, los adultos mayores y los discapacitados. También lo son la rehabilitación para el trabajo, los talleres ocupacionales, el cuidado de la población maltratada, la práctica de deportes para la rehabilitación, los talleres y sesiones de recreación, el turismo recreacional, el desarrollo del talento, las actividades sociales contra las adicciones y el desarrollo de la memoria, entre otros.
El gobierno pasado intentó impulsar un programa para el adulto mayor, al cual le puso el nombre de Tayta Wasi. Poco se hizo. El Seguro Integral de Salud tampoco cubre este tipo de prestaciones. Es decir, fue una respuesta electoral a una demanda social insatisfecha, pero que no ha cumplido con sus fines. Además, si las prestaciones sociales no se brindan, como tiene que hacerse, englobadas dentro de las prestaciones sanitarias (médicas) y económicas, pueden parecer inconexas y hasta innecesarias. Podría pasar desapercibido el hecho de que estas actividades no son sino la continuación del tratamiento médico, o la vía para evitar las enfermedades.
Las prestaciones sociales ahorran enormes gastos futuros al Estado, a Essalud y a las familias. Aseguran una mejor calidad de vida de los usuarios y de la sociedad. La visión económica esconde la inequidad en prejuicio de las poblaciones vulnerables y la violación de los derechos humanos. Por ejemplo, la problemática del adulto mayor es invisible para los gobiernos, los alcaldes y hasta las familias. La gran filósofa francesa Simone de Beauvoir trabajó en modo arduo para visibilizar el drama de la vejez en Francia. La similitud con la discriminación racial o contra la mujer, por ejemplo, no es extraña. La vejez, como lo evidenció la filósofa, es víctima de atroz discriminación. No basta sino alzar la mirada a los hospitales públicos para observar el abandono de los ancianos y las políticas públicas carentes de inclusión social del adulto mayor.
La falta de comprensión de la salud en su dimensión integral ha permitido, por ejemplo, que una serie de organizaciones de la sociedad civil abran espacios para el activismo social y de incidencia política en modo aislado en los temas del anciano, del discapacitado y de la mujer, entre otros; sin engarzar estos reclamos con el fortalecimiento de la seguridad social universal. Es necesaria una adecuada fiscalización de Essalud en el cumplimiento de las metas de las prestaciones sociales y, sobre todo, su impacto en la salud de nuestro país.
El nuevo gobierno tiene un gran reto. El presidente Pedro Pablo kuczynski generado grandes expectativas en relación a la salud, tanto por el legado de su padre como por ser el presidente de mayor edad de toda nuestra historia.
Herberth Cuba