Sobre los resultados decepcionante de los cambios en Salud
La capacidad de respuesta del Estado ante las necesidades sanitarias de la población depende del gobierno. Este tiene la obligación de articular con los diversos sectores públicos y privados, la sociedad civil y la población para lograr eficacia, eficiencia y efectividad en la respuesta.
El gobierno prometió realizar una ambiciosa reforma de salud cuya finalidad era asegurar atención integral para toda la población. Sin embargo, transcurrido ya casi todo su período gubernamental, este objetivo no se ha logrado. Al contrario, se ha retrocedido.
El diseño de reforma ha sido equivocado. Ahora se invierte más y se tiene menos impacto. Se ha gastado mucho en la creación de nueva burocracia, con impacto marginal en la oferta de servicios o en la atención directa de la población.
El presidente de la República afirmó, en el mensaje a la nación de 28 de julio, que se ha incrementado sustancialmente el gasto en salud. Tiene razón. Sin embargo, ha sido un incremento ineficiente. Ha habido más dinero y menores resultados. El Instituto de Gestión de Servicios de Salud (IGSS), la Superintendencia Nacional de Salud (Susalud) y el Seguro Integral de Salud (SIS) son sólo algunos ejemplos. ¿Tanta burocracia adicional era necesaria? No.
El IGSS ha significado la réplica de un nuevo ministerio con funciones nacionales. La burocracia necesaria para esta nueva conducción ha diezmado los recursos de los institutos nacionales, de los hospitales, de los centros y puestos de salud. Se ha afectado la oferta de servicios. Los procedimientos administrativos se han hecho más complejos. Se dan anomalías tan increíbles como esta: el requisito para ser jefe institucional del IGSS es el título de médico general, sin embargo, para ser jefe de departamento de un hospital, se requiere ser médico general con especialidad y adicionalmente sub especialidad. Hay que remarcar que el director del hospital tiene superior jerarquía que el jefe de departamento y menor que el jefe institucional del IGSS. Es decir el mundo al revés. Cuanto más estudios y curriculum posee el funcionario público, más abajo en la escala burocrática se encuentra. No olvidemos que estos cargos no son de elección popular y que los sueldos favorecen más a la parte superior de la burocracia. Vaya país.
Es bueno que Susalud cautele los derechos de los usuarios y consumidores de los servicios de salud. Sin embargo, para cautelar estos derechos es necesario que previamente existan. Y precisamente la oferta de servicios ha sido la afectada para crear esa burocracia. Los informes que a diario trabaja Susalud dan cuenta de la escasez y mal funcionamiento de estos servicios. La solución es mejorar la oferta. Invertir más.
El propio funcionamiento del SIS se ha burocratizado. Los establecimientos deben asignar ingentes recursos en personal, papelería, sistemas informáticos para “cobrarle” al SIS. El tiempo que destinan los profesionales para llenar los formatos y requisitos del SIS incide en modo negativo en la producción y afecta directamente a la población. La expresión más evidente son las colas y el diferimiento de citas.
Otro ejemplo que grafica la errada reforma de salud ha sido lo relacionado al rubro de medicamentos. Por ejemplo desde el año 2009 en que se promulgó la Ley 29459 de medicamentos, no se concluye con la publicación de los reglamentos y directivas necesarios para su implementación. El colmo: ha tenido que intervenir el Poder Judicial, con un fallo del Sétimo Juzgado Constitucional, para ordenarle al Ministerio de Salud (Minsa) que se abstenga de aprobar las solicitudes de registros sanitarios, (permisos de comercialización) de los medicamentos biológicos similares o biosimilares mientras no hayan acreditado seguridad, calidad y eficacia de acuerdo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Precisamente las directivas que desde hace 6 años el Minsa no promulga, son las que permiten acreditar seguridad, calidad y eficacia. Esta tremenda negligencia gubernamental genera escasez y afecta a los ciudadanos. El Minsa pretende encubrirla echándole la culpa a las empresas.
Estos ejemplos bastan para comprender la necesidad de repensar y reformar la mal llamada reforma de salud de este gobierno. Un lustro perdido.
Herberth Cuba García