Salud: Los desafíos del nuevo ministro. Un repaso a la situación actual de los servicios de salud y del ministerio encargado
El 5 de noviembre ha jurado el nuevo ministro de Salud, Aníbal Velásquez, tercero del actual gobierno. En sus primeras declaraciones ha señalado algunos de sus desafíos. Encuentra un sector polarizado y en conflicto, incapaz de valorar sin apasionamiento las necesidades y prioridades sanitarias. Lleno de incomprensiones y recriminaciones, con un clima organizacional poco provechoso. La población incrédula, desconfiada y marginada sufre el triste espectáculo y exige resultados. Los diversos intereses y actores involucrados en el quehacer sanitario han tomado partido según su punto de vista. Mejorar el clima organizacional y reducir la conflictividad es su primer desafío.
Amenazas como la tuberculosis, malaria, anemia, dengue y otras han desbordado la respuesta sanitaria. Los indicadores que miden la respuesta son insatisfactorios. Debe tomarse en cuenta que esas cifras representan a ciudadanos contagiados, de los que muchos han muerto. La respuesta debe ser oportuna y eficaz. Frente a este desafío el ministro ha propuesto la creación del centro de control de las amenazas sanitarias.
La forma en que se realizó en el sector Salud el proceso de descentralización produjo la fragmentación y atomización de la autoridad sanitaria nacional. Algunos gobiernos regionales incumplieron las normas del Ministerio de Salud (Minsa) y otros simplemente las cambiaron o acomodaron con ordenanzas regionales. Además, el llamado proceso de reforma de la salud no corrigió esto, sino, además, agravó la falta de rectoría del Minsa frente a otros sectores en el marco del Sistema Nacional de Salud. Frente a este desafío el ministro ha planteado la necesidad de tener una autoridad sanitaria que pueda intervenir en las regiones. Esta propuesta es necesaria y enmienda el marco normativo del llamado proceso de reforma de salud.
Existe una demanda insatisfecha de atención médica y de salud. En algunas zonas del país más que en otras. Los mecanismos para cerrar esa brecha de necesidades pueden ser públicos, privados o mixtos. Sin embargo, el gobierno debe garantizar que eso ocurra. Debe garantizar el derecho a la salud y tomar decisiones políticas para definir la forma de cubrir esas necesidades. Los médicos y servidores de salud son indispensables para cerrar las brechas. ¿Cómo hacer para que se desplacen a lugares alejados, de extrema pobreza, como zonas de frontera, comunidades nativas, o las alturas? Hay varios mecanismos.
Las empresas privadas como las mineras, petroleras y otras que también necesitan profesionales y trabajadores de salud, negocian libremente los sueldos según el mercado. Algunos gobiernos regionales adoptaron este mecanismo para atraer profesionales con buenos resultados. La llamada reforma de salud prohibió erróneamente esta iniciativa e introdujo la llamada política de incentivos. Es decir, un bono adicional al sueldo. Esta es una forma rígida y burocrática que no es atractiva y que ha dejado sin especialistas a las regiones. Se debe corregir el error, y además lograr el desafío planteado por el ministro de desarrollar la política de incentivos.
Las enormes necesidades del sector, la existencia de entidades públicas de salud que atienden su propia población en modo cautivo, como Essalud, las Sanidades militares y la policial, el SIS, el Minsa y el sector privado, todas con sus propias normas, han generado inequidad en la atención, exclusión, duplicidad de gastos y funciones, colas, ineficacia e ineficiencia.
El 23% de la población no tiene atención médica. Es necesario una verdadera reforma que resuelva las necesidades de la gente, por ejemplo: que los fondos a que tiene derecho en la entidad a la que pertenece se utilicen para pagar sus gastos de atención en el lugar de su preferencia y necesidad. Es decir, un sistema de salud que sea la expresión de la seguridad social universal, solidario, integral y para todos. Una eficiente articulación pública y privada.
Esta es la realidad del sector salud y estos son los desafíos que tiene el nuevo ministro. Son enormes y su horizonte temporal corto. Esperamos que enmiende rumbos y que tenga éxito.
Por Herberth Cuba García