Salud: reforma regresiva. Respuesta a la reacción del MINSA frente a las críticas a la polémica reforma de salud
Mi último articulo publicado en El Montonero (Salud: modelo excluyente), ha merecido una respuesta de un asesor del despacho del Ministro de Salud. Esta respuesta no toca los temas de fondo del modelo de reforma que se aplica en nuestro país, a saber: la atomización de la salud pública, la segmentación y fragmentación del sistema de salud y la violación de los derechos humanos en salud a través del Plan Esencial de Aseguramiento en Salud (PEAS).
La tesis de mi articulo es que la promulgación de la Ley Marco de Aseguramiento en Salud y los 23 decretos legislativos han fortalecido esos males, en consecuencia es una reforma regresiva.
La atomización de la salud pública se da con la transferencia de las competencias de salud publica a las regiones, contrario a lo que señala la Ley de Bases de la Descentralización, que indica que tales competencias son compartidas en los tres niveles de gobierno: nacional, regional y local. Y lo que se comparte no se transfiere. La lucha contra las epidemias, los vectores (mosquitos, pulgas, etc.), los animales y los desastres naturales que transmiten enfermedades, amén de las estrategias nacionales, exigen respuestas nacionales.
La segmentación significa que nuestro país tiene un estándar para pobres, otro para trabajadores en planilla con ingresos medios y bajos, otro para trabajadores en planilla con ingresos altos -que complementariamente tienen un seguro privado- y otro que no tienen ningún tipo de seguro y se atiende directamente con su propio dinero. ¿Hay razón para que los ciudadanos sean discriminados y estratificados por su posición económica y social en su derecho a la salud? No.
Reducir el concepto de segmentación sólo al financiamiento es equivocado. La provisión del servicio médico también está segmentada porque depende del financiamiento. Y un financiamiento pobre da como resultado una pobre atención médica. Tampoco se puede eludir el tema de fondo alegando que el Seguro Integral de Salud (seguro de pobres) no tiene amplias exclusiones, sino sólo exclusiones, y que estas no son sólo baratas y comunes porque hay algunas caras. O que los servidores en planilla con ingresos altos y seguro privado médico complementario no gozan de atención médica integral, cuando sabe que sí lo tienen con estándares incrementados para la capa simple y con Essalud para el resto. El SIS emprendedor es poco atractivo para el empresario informal.
La fragmentación, significa que cada institución de salud, como Essalud, FFAA, FFPP, Seguro Integral de Salud, Seguros Privados, etc., financian y brindan servicios a sus propios afiliados, con sus propias normas y criterios de inclusión/exclusión, sus propios modelos de atención y de financiamiento, en sus propias redes de establecimientos de salud. Essalud es un ente financiero y prestador de servicios. Igual ocurre con las sanidades militar y policial, con el Seguro Integral de Salud del Ministerio de Salud. ¿Tiene importancia este sesgo de que la fragmentación sólo se refiere a la prestación y no al financiamiento? Sí porque esconde la inequidad y la falta de inversión.
Finalmente, el Plan Esencial de Aseguramiento de Salud (PEAS) supuestamente tiene 2 finalidades: 1.- Es un plan mínimo que todo ciudadano de cualquier segmento poblacional debe recibir en cualquier fragmento del sistema de salud. 2.- Este plan es mínimo porque es el inicio de un proceso de largo plazo cuya meta sería la atención integral. Para ello debe funcionar la compra-venta de servicios entre las diversas instituciones del sistema segmentado y fragmentado. Sin embargo esto ocurre sólo con el sector privado, porque la definición de compra-venta para el sector público se traduce, según la norma, en trueque. Las cifras del asesor son irrisorias frente a los millones de actos médicos que se realizan. La norma es inaplicable.
El sistema segmentado y fragmentado, aunque en menor grado, era la realidad antes de la reforma de salud. Ahora se le ha agregado la atomización de la salud pública, con la consecuente caída de los indicadores sanitarios, el PEAS y el fracasado intercambio prestacional. Es una reforma regresiva.
Por Herberth Cuba García