Los candidatos presidenciales y las propuestas de género
El día de ayer se cerraron las inscripciones de los candidatos al Congreso de la República. Hoy los medios dan cuenta de los nombres y sus números. La mayoría de los analistas se refieren a quienes son de izquierda y quienes de derecha. Otros critican con dureza la falta de coherencia de las listas según la desfasada dicotomía izquierda y derecha.
La nueva agenda social implica ir más allá del debate entre libertad versus igualdad. Entre economía de libre mercado versus economía socialista. Casi se ha dado por hecho que en la campaña electoral todos los candidatos en esta materia con algunos matices plantean lo mismo. El pensamiento vigente es una adecuada conjunción de ambos en lugar de la exclusión y la guerra. El mundo entero atraviesa por esa misma disyuntiva. Los casos que mantienen esa dicotomía se debaten en la escasez, el conflicto y se comportan como países fallidos.
Sin embargo, al analizar los cinco primeros candidatos al Congreso de los partidos con mayor opción de hacerse del gobierno, constatamos incomprensión y desfase. Por ejemplo PPK solo tiene una dama entre los cinco primeros de su lista. APP y Alianza Popular también. Una sola dama. Todos por el Perú y Fuerza Popular tienen tres candidatas. Es obvio, que la composición de los primeros cinco candidatos refleja la prioridad de los futuros gobernantes.
La agenda feminista, tiene un arduo debate en el mundo. No pertenece a la izquierda ni a la derecha. Además, la agenda no se reduce sólo a la cuota de participación política, al aborto, la maternidad y la violencia. Eso sí, son aspectos centrales que han servido de pretexto para mantener la discriminación de la mujer. La agenda abortista, la maternidad discriminadora, el maltrato contra la mujer, la exclusión de la política, son expresiones de un entramado social más profundo. Ese tema no ha sido abordado por los partidos políticos y ha dejado a grupos de intereses y ONGs muchas auto catalogadas de izquierdistas como abanderadas fundamentalistas del tema.
Es obvio que entre las mujeres y los varones hay diferencias. En deportes participan por separado. El embarazo, la lactancia, entre otros son diferenciados y distintos. Pero esas diferencias no son arbitrarias, son naturales y aceptadas. Sin embargo, hay diferencias fabricadas a lo largo de la historia para generar discriminación a la mujer, utilizando precisamente el argumento de las diferencias naturales. Eso es inadmisible. Ese principio de la diferencia natural debe ser corregido de tal manera que construyamos una sociedad integrada, solidaria y no discriminadora. Es necesario, una agenda consensuada con veeduría pública y privada para eliminar todo vestigio de discriminación contra la mujer.
Plantear el aborto y la elusión del cuidado del niño nacido no puede ser presentado como argumento de liberación. Es por eso que la agenda debe ser debatida para encontrar soluciones legales de trabajo compartido entre las mujeres y varones en modo igualitario. El proyecto de vida de ambos debe incluir el embarazo y la maternidad y el cuidado de los niños sin que esto signifique el sacrificio del desarrollo personal de cada miembro de la pareja. Igual suerte corre con los quehaceres domésticos. La familia encierra, además, como planteara en modo acertado Michel Foucault, relaciones de poder que se expresan en la dominación y sumisión femenina, sea de la esposa e hijas. El rol de la familia es fundamental para la sociedad. Hay que debatir el tema. La familia debe convertirse en el núcleo liberador, con un giro lingüístico que promueva igualdad a pesar de la diferencia y la solidaridad social. El maltrato, la discriminación, el feminicidio y tanto sociópata social, sólo podrá disminuirse o hasta erradicarse si eliminas el caldo de cultivo que mantiene la familia.
Los aportes contemporáneos sobre el tema son enormes. Sin embargo, me agobia la orfandad de los partidos políticos y sus candidatos. La monserga de “volver a crecer”, “crecimiento”, “empleo”, “empresario”, “impuestos”, “educación y salud”, entre otros lugares comunes. La actual agenda electoral deja al ciudadano sólo con su dolor y a la mujer peruana en la tristeza de constatar que sus deseos y proyectos de vida son sueños inservibles.
Herberth Cuba García