Las elecciones complementarias al Congreso de la República no han legitimado las políticas del Gobierno, porque no ha obtenido representación congresal afín que le asegure una holgada mayoría. Al contrario, la dispersión del voto y de agrupaciones políticas ha obligado al presidente a reunirse con los congresistas electos para presentar sus requerimientos y obtener consensos y la posibilidad de cabildear para obtener una mesa directiva dúctil y poco critica a su gestión. Sin embargo, el contexto es complicado debido al inicio del año electoral. La instalación del nuevo Congreso dará inicio al Gobierno “pato rengo”.