Cuatro centros de salud afectados no fueron útiles para la población
El 28 de junio a las 0:36 horas se produjo un sismo de 7.0 grados en la escala de Richter, a 54 km en dirección suroeste del distrito de Yauca de la Provincia de Caravelí, Región Arequipa. La provincia de Caravelí tiene 13 distritos y una población aproximada de 50,000 habitantes. Según el reporte del Gobierno Regional de Arequipa hay 51 damnificados y 144 afectados, 11 viviendas destruidas, 84 afectadas y 17 colegios dañados. Hay que tomar en cuenta que de las 51 personas damnificadas, 24 pertenecen a Yauca, 10 a Jaquí y 17 al distrito de Acarí. Las viviendas afectadas fueron 84 y corresponden, por distritos, 4 a Cháparra, 10 a Yauca, 47 a Atiquipa, 9 a Huanuhuanu, 3 a Cahuacho, 3 a Jaquí y 8 a Bella Unión. A esto hay que agregar la afectación de un puente en el distrito de Bella Unión, cuatro centros de salud: dos en Huanuhuanu, uno en Jaquí y otro en Bella Unión. Y también un colegio inhabitable en el distrito de Jaquí, una iglesia en Cahuacho y otra en Bella Unión.
También fueron afectados 1,315 metros de canales de regadío, en los distritos de Cháparra, Cahuacho, Jaquí, Acarí, Bella Unión y Pampacolca. Ha sido damnificada la defensa ribereña de Huanuhuanu y dos reservorios, uno en Río Grande y otro en Tipán. El reporte también señala que se han producido 16 réplicas, sin embargo, la de mayor magnitud fue de 6.4 grados de la Escala de Richter el día 29 de junio a las 2.05 horas. Entre las acciones realizadas, según el propio Gobierno Regional de Arequipa, por un lado, ha sido la limpieza de las carreteras donde hubo deslizamientos de tierra y piedras para restablecer el tránsito vehicular. Por otro lado, el mantenimiento del abastecimiento de los almacenes de contingencia de Atico y Quicacha. Asimismo, realizó recomendaciones para la conducta de las personas para estas circunstancias.
El escueto reporte, realizado tres días después del sismo, muestra ausencia de evaluación del desempeño de los establecimientos de salud de cada uno de los distritos damnificados. El informe sólo da a conocer que han sido afectados cuatro centros de salud en tres distritos. Esta afectación muestra una falencia de gestión, debido a que los establecimientos de salud deben ser resistentes a los desastres, ya que es el lugar al que tendrán que acudir los damnificados de cualquier tipo de desastre. Como es obvio, los cuatro centros de salud afectados no fueron útiles para la población, en momentos que más los necesitaban. En ese contexto, el Minsa y los gobiernos regionales a nivel nacional, deberían realizar una evaluación exhaustiva de su resistencia frente a los desastres. El reporte tampoco señala la presencia de profesionales, sobre todo, de médicos en cada uno de los establecimientos de salud, más aún, donde existía, si es que había, turnos de noche, habida cuenta, que tanto el sismo como la mayor réplica ocurrieron durante la noche. El dato cobra relevancia debido a la lejanía de estos distritos frente a algún hospital que atienda las 24 horas.
Por ejemplo, el Hospital de Nazca, que es el más cercano, se encuentra a casi 2 horas por la carretera panamericana desde Yauca. A estas alturas, el gobierno Regional de Arequipa ya debería haber programado la presencia de médicos, durante las 24 horas en los diferentes distritos de la Provincia de Caravelí, debido a la lejanía frente a los hospitales, ya advertida. Según lo informado por la propia población de esos distritos, la mayoría de las veces se trata de profesionales que realizan el Servicio Rural Urbano Marginal en Salud (Serums), que son cambiados cada año, y que están presionados por los horarios, debido a que deben desplazarse desde otras localidades o ciudades. Hay que agregar que se necesita 8 horas, por carretera, para el desplazamiento desde la ciudad capital de Arequipa hasta el distrito de Yauca. Es decir, el distrito de Yauca está ubicado casi a la misma distancia que hay desde Lima o desde Arequipa. Encima, no existe vía de transporte aéreo. Por tanto, la provincia de Caravelí, desde el punto de vista sanitario, está soslayada.
Otro aspecto ligado a la respuesta sanitaria está relacionado con el rol de la Dirección General de Gestión de Riesgo de Desastres y Defensa Nacional (Digerd), que “es el órgano de línea del Minsa que depende del Viceministerio de Salud Pública, encargado del planeamiento estratégico para desarrollar en el sector salud los componentes, procesos y subprocesos de la Política Nacional de la Gestión del Riesgo de Desastres. Coordina con los órganos competentes del ministerio de salud, la atención de las emergencias sanitarias que correspondan; así como la prevención y control de riesgo de desastres.” En ese sentido, el Viceministerio de Salud Pública no gestiona ningún establecimiento de salud, no posee operadores locales, ya que el sistema prestacional de los establecimientos de salud está a cargo del viceministerio de prestaciones en Lima Metropolitana y a cargo de las gerencias o direcciones de salud de los Gobierno Regionales.
El Reglamento de Organización y Funciones (ROF) del Minsa entre las funciones de Digerd señala que “desarrolla los procesos de prevención, reducción del riesgo y preparación con el fin de procurar una óptima respuesta en el caso de desastres, en el ámbito de los establecimientos de Lima metropolitana.” En consecuencia, para el resto del país, la Digerd, por un lado, fórmula y propone lineamientos y estrategias en materia de salud relacionadas a los procesos de prevención, reducción de riesgo y preparación con el fin de procurar una óptima respuesta en el caso de desastres.” Por otro lado, “brinda asistencia técnica y capacitación a los diferentes niveles de gobierno en materia su competencia.” Como se puede apreciar, ambos aspectos, tanto la dependencia frente al viceministerio de Salud Pública, como la transferencia realizada de sus funciones ejecutivas a los gobiernos regionales, con excepción de Lima metropolitana, representa una anomalía o falencia, frente a la necesidad de ofrecer una respuesta unitaria de carácter nacional frente a desastres o catástrofes o emergencias sanitarias. Fragmentar y autonomizar la respuesta en estas circunstancias, resta capacidad y eficacia a las intervenciones sanitarias, con perjuicio de la población, como ha sucedido en el sismo de Arequipa del 2024. ¡Urge cambiar y transformar!